Ana María Ramírez tenía muchos problemas en todas las áreas de su vida. El rechazo de su madre y el abandono de su padre cuando era muy pequeña le generaban mucha tristeza, por lo que pensaba en terminar con su vida con tan solo 10 años.
“Cuando mi mamá rehízo su vida, fui a vivir con ella, pero comenzó con problemas psiquiátricos luego de años de concurrir a la casa de los espíritus, incluso estuvo internada en un psiquiátrico”, recuerda.
A los 17 años tomó medicación psiquiátrica de su mamá, pidió ayuda, le hicieron un lavaje de estómago y la salvaron, aunque quedó una semana inconsciente.
Su vida no fue fácil, pero perseveró, estudió y trabajó para tener una vida mejor, al tiempo conoce a quien hoy es su esposo y tienen un noviazgo maravilloso. “Nos casamos súper felices, pero comenzaron los problemas debido a trabajos de brujería que aparecían en la puerta de casa. Empezamos a llevarnos mal, delante de los demás fingíamos que estábamos bien, pero en realidad no había cariño ni comprensión, es más, yo lo agredía verbalmente. En ese tiempo, en la puerta del negocio y en la casaquinta aparecieron trabajos de brujería y nuestra vida se vino a pique”, cuenta ella, que además estaba deprimida.
Su marido salió de garante a amigos y perdió todo, un día él le contó lo que estaba pasando y le dijo que iba a suicidarse. Eso la hizo recurrir a la Universal buscando ayuda.
“Me acordé que todas las noches me quedaba esperando que las pastillas para dormir me hicieran efecto y veía la programación de la iglesia. Yo había ido al psicólogo y al psiquiatra, esta vez decidí probar usando la fe. Así fue que llegamos a la Universal”.
La primera noche ella pudo dormir, después dejó la medicación y empezó a luchar por una vida diferente. “Comencé a tener paz, alegría y ganas de vivir. Hoy tengo paz, alegría, fuerza y tanto mi familia como mi economía están muy bien”, afirma sonriendo.
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