Patricia Careaga relata su experiencia al sacrificar en la Hoguera Santa: “Mi vida fue muy triste debido a las muchas peleas que había entre mis padres, ellos nunca se llevaron bien, siempre sufrí mucho por eso. Cuando era joven emprendí un negocio, una florería, a los pocos años lo perdí, tuve que cerrar. Cuando me casé, estuvimos bien, hasta que por un problema en la vesícula en una cirugía se me desencadenó una hemorragia interna y eso trajo muchos problemas. Estuve nueve meses en cama y comenzamos a pasar muchas dificultades económicas, mi esposo tenía que trabajar más horas y el dinero no alcanzaba. Sacaba préstamos y necesitaba obtener nuevos créditos, cada vez nos endeudábamos más.
Recuerdo que veía a mi esposo preocupado, amargado y yo estaba en la cama sin poder hacer nada. Era una situación muy difícil y degradante para mí, porque no sabía cómo salir adelante. Yo no podía cuidarme ni cuidar a mis hijas y mi esposo, era como un vegetal, mi vida transcurría en mi habitación. Esa no era la vida que nosotros queríamos para la familia.
Llegué a la Universal después de ver los testimonios en los programas de televisión, me orientó un pastor para que participara de las reuniones. En la Hoguera Santa sacrifiqué con toda mi fe, puse lo único que tenía en el Altar y fui sanada, participamos varias veces de la Hoguera Santa porque queríamos un cambio completo y fuimos avanzando. Sabíamos que Dios era grande, entonces en la Hoguera Santa de Gedeón nos indignamos con mi esposo, sacrificamos porque queríamos ver las maravillas de Dios en nuestras vidas y conquistamos una camioneta que supera ampliamente el valor de lo que pusimos en el Altar, recuperamos tres propiedades, tenemos nuestra casa propia, la salud fue restablecida y somos felices en familia”.
[related_posts limit=”17″]