La parálisis de Bell puede presentarse por varios motivos, entre ellos una infección por herpes zóster, por la infección del oído medio o incluso por una sarcoidosis. El nervio facial se inflama y comienzan los síntomas.
Los síntomas con mayor frecuencia empiezan de manera repentina, pero pueden tardar de 2 a 3 días en aparecer y no se vuelven más graves después de ese tiempo. Casi siempre se presentan sólo de un lado de la cara y pueden ir de leves a graves.
Muchos pacientes sienten molestia por detrás del oído antes de que se note la debilidad. La cara se sentirá templada o estirada hacia un lado y puede lucir diferente. Otros síntomas pueden abarcar la dificultad para cerrar un ojo y para comer y beber, el descolgamiento de la cara, como el párpado o la comisura de la boca, problemas para sonreír, hacer muecas o hacer expresiones faciales o fasciculaciones o debilidad de los músculos en la cara.
Con frecuencia, no se necesita ningún tratamiento y los síntomas comienzan a mejorar de inmediato. Sin embargo, pueden pasar semanas o incluso meses para que los músculos del rostro vuelvan a fortalecerse.
“Cada día estaba más débil”
Cecilia La Micela llegó a la Universal enferma y muy atormentada espiritualmente, veía sombras y sentía presencias que la seguían, incluso sentía que había alguien a su lado cuando se acostaba. “Me enfermé del estómago, no podía comer, tomaba un poquito de agua porque todo me caía mal, era como si me estuviera secando, cada vez adelgazaba más. Comencé a buscar ayuda en varios lugares, pero no me sanaba, hasta viajé al Chaco buscando una solución, gasté mucho dinero porque me pedían cosas, dinero y ofrendas, pero seguía igual. Tenia trabajo pero no había un progreso”, cuenta.
Los médicos no le encontraban nada y llegó a bajar 30 kilos. Con el tiempo le da una parálisis en la mitad izquierda de la cara, no podía hablar ni comer. Los médicos le dijeron que la parálisis se debía al virus de bell, supuestamente en unos meses se le iría, pero hacía un tiempo prolongado que estaba con esta parálisis y no se le iba. Tenía que alimentarse con una bombilla porque no tenía movilidad en los músculos del lado izquierdo.
“Una amiga que tenía cáncer de colon me dice que está yendo a un lugar donde había mejorado, entonces me lleva a la Universal. Allí me orientaron, participé de las reuniones y me puse firme. El primer día salí con paz, con tranquilidad y después mi vida fue siendo transformada al perseverar en las reuniones y al manifestar la fe en la Hoguera Santa. Los dolores de cabeza y la parálisis desaparecieron, me sané del estómago, los tormentos espirituales cesaron y todo cambió”.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20hs en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
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