«… Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre. Venga Tu Reino…» Mateo 6:9-10
El 1.º poder del Padre nuestro es hacerse hijo de Dios para que, siendo Él su Padre, su vida y su carácter santifiquen Su nombre.
El 2.º poder del Padre nuestro es tremendo, cada uno es más glorioso que el otro:
«Venga Tu Reino…».
Estas tres palabras tienen un gran poder y hacen que satanás y sus demonios lloren, crujan los dientes de rabia y tiemblen de pavor.
El Reino de Dios debe ser nuestro mayor deseo en todo lo que Le pedimos al Señor.
El Reino de Dios solo puede venir sobre los que se someten al Rey de este Reino. Es imposible que alguien reciba el Reino de Dios en su interior sin que antes valore y se someta al Rey Jesús. Una persona no puede vivir en el Reino de Dios si no valora, considera, reconoce y respeta a Dios como Rey de su vida.
Muchos quieren, buscan y piden al Espíritu Santo, pero Dios no las bautiza con Su Espíritu porque sus prioridades demuestran que Jesús aún no es Rey de sus pensamientos (espíritu), ni de su alma (corazón), ni de su vida (cuerpo).
Cuando Jesús ordenó que Le pidiéramos al Padre: «Venga Tu Reino», en el versículo 10 del capítulo 6 del Evangelio de San Mateo, Él estaba diciendo: «Señor, Yo no quiero más ser rey de mi vida, ni que nadie lo sea, sino Tú, Señor mío».
Lo que Él está enseñando aquí es: No quiera más ser rey de su vida. En otras palabras, no quiera más pensar, hablar, decidir, reaccionar, planear, actuar y hacer las cosas a su manera o a la manera de los demás.
No sea más rey de su vida, porque, si usted se pone en la posición de rey de su vida, hará sus voluntades, les hará concesiones a sus inclinaciones, que lo dominarán y lo seducirán. Y esto hará que se decepcione, se frustre y se lastime. Además, se pondrá contra personas, juzgándolas, guardándoles rencor y tratándolas con desprecio.
Si una persona no tiene el Reino de Dios en su interior, es porque aún es rey de su propia vida. Y Jesús dejó claro que no se puede servir a dos señores, no puede haber dos reyes en una misma mente, en un mismo espíritu, en un mismo corazón, en una misma alma. No es posible servir a dos reyes en un mismo cuerpo, en una misma vida, porque se honrará a uno y se deshonrará a otro.
Esta es la razón por la cual hay quienes van a una iglesia, creen en Dios, hacen caridad, leen la Biblia, pero no reciben al Espíritu Santo, porque, cuando está entre agradar a un amigo o a un familiar, por ejemplo, y agradar a Dios, prefieren agradar al familiar o al amigo y despreciar al Espíritu Santo, que quiere ser Rey de su vida.
El Reino de Dios, en la práctica, es el Espíritu Santo reinando en su espíritu, que son sus pensamientos; en su alma, que es su corazón; en su vida, que es su cuerpo. De esta manera, usted somete su cuerpo a Dios. Antes, cuando era rey de mi propio cuerpo, lo tatuaba, le ponía piercings, pero ahora lo guardo, porque lo someto a Dios. Hay pastores en nuestro medio que tienen gran parte de su cuerpo tatuado (el 80 %), y hoy son hombres de Dios, pero lo tatuaron cuando aún el Reino de Dios no estaba en ellos.
Cuando alguien tiene el Reino de Dios dentro de sí y la respuesta no llega como esperaba, esa persona no duda ni se molesta con Dios o Lo culpa, tampoco se va de la iglesia o murmura, no le da la espalda al Altar. Al contrario, cuando el Reino de Dios, que es el Espíritu Santo, está en esa persona, y las cosas no salen como quiere o se la contraría, se la decepciona o hay guerras externas, ella no exalta el poder del mal, sino que alaba a Dios, porque cree y confía que Él tiene el control todo.
Yo me he decepcionado mucho, y quienes más nos decepcionan no son las personas de afuera, que son incrédulas o religiosas y no conocen lo que nosotros conocemos, sino las que están adentro de la iglesia, en la obra de Dios, porque no tienen el Reino de Dios en su interior.
Cuando el Espíritu Santo, que es el Reino de Dios, está su interior, pase lo que pase, la persona no se aleja de la presencia de Dios y no murmura, sino que Le da gracias a Dios, no exalta el poder del mal, porque sabe que lo que sucede en su vida es para que ejercite la fe, ayune, evangelice, medite en la Palabra y busque al Altísimo con más fervor, no solo de manera religiosa. Hay personas que dicen buscar a Dios, pero lo hacen de manera religiosa porque les falta el Reino de Dios en su interior. Por esta razón, el Señor Jesús afirmó que nosotros no somos de este mundo:
«Ellos no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo», Juan 17:16.
Cuando el Reino de Dios está en nuestro interior, santificamos el nombre de Jesús, Lo adoramos, Lo servimos con alegría y Lo buscamos. Si tenemos que llorar o quejarnos de algo, lo hacemos a los pies de Jesús, como lo hicimos en el monte Sinaí. Allí, Le dije a Dios: «Señor, Tu pueblo tiene muchas necesidades, estoy representando aquí a más de cien mil personas llenas de necesidades, que Te buscan y priorizan Tu presencia, porque les hemos enseñado que con Tu presencia superarán todas las necesidades, los enemigos, las tentaciones, las tribulaciones, las persecuciones, las injusticias, y se capacitarán para tomar posesión de la Tierra Prometida».
Yo me derramé, ¿y usted?
Sin la Presencia de Dios sucede lo que ya les sucedió a muchos de los que un día pasaron por acá. ¿Quién conoce a alguien apartado? Esa persona tiene que escuchar de su boca lo que Jesús dijo en Apocalipsis: «Yo te daré una piedrecita blanca y un nombre nuevo». Usted tiene que acercarse a esa persona y decirle: «Jesús me pidió que te dijera que te daría una piedrecita blanca». Antiguamente, en los tribunales, cuando las personas eran absueltas de su condena, se les daba una piedrecita blanca, que era la señal de que habían sido perdonadas.
Y Jesús también dice: «Al vencedor le daré del maná escondido…», el pan de vida, que actualmente simboliza la Santa Cena, el maná escondido, que le fue revelado al mundo. Jesús dijo: «Yo soy el pan vivo que descendió del cielo y que da vida a la tierra». Jesús reescribe nuestra historia y nos da una piedrecita blanca, nos hace libres de toda culpa y nos da un nombre nuevo, es decir, una nueva identidad para avergonzar a satanás.
Los salvos tienen el Reino de Dios en su interior, por eso, desean que ese Reino también sea establecido en su pareja, sus hijos, sus padres, sus hermanos, en el mundo y en el corazón de todos los seres humanos. El que tiene el Reino de Dios en su interior no acepta que el reino del diablo prevalezca en la vida de alguien, sea un familiar, conocido o apartado.
Orientación práctica sobre los 7 Poderes del Padre Nuestro:
Siempre que sea tentado, ore el Padre nuestro y verá lo que pasará.
Yo fui tentado muchas veces durante muchos años como usted ni puede imaginar, en África, en Europa, en Estados Unidos, en Norteamérica, pero le enseñaré un secreto. Siempre que era tentado oraba el Padre nuestro y me volvía fuerte como un rinoceronte salvaje. Cuando tenía problemas con mis hijos, oraba el Padre nuestro y decía: «Padre nuestro, santificado sea Tu nombre en la vida de… (diga el nombre de la persona por la que ora), Venga Tu Reino en… (diga el nombre de la persona por la que ora), y sea hecha Tu voluntad en la vida de… (diga el nombre de la persona por la que ora).
Cuando usted hace uso de los siete poderes del Padre nuestro, está atrayendo al Espíritu Santo, y el perfume del Espíritu Santo atrae a Dios.
El Poder de la oración del Padre nuestro atrae al Espíritu Santo.
Obispo Júlio Freitas
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