¿Quién nunca se ha tomado una foto para publicarla en alguna red social? La selfie, fotografía amateur realizada y compartida en el momento del acontecimiento, se ha convertido en una moda. El problema es que la misma también inspiró una ola de situaciones de riesgo e hizo que surgiera la siguiente pregunta, ¿vale todo para registrar una selfie inolvidable?
El escenario es tan preocupante que el sitio web de tecnología norteamericano Mashabe realizó un estudio para identificar el número de muertes que involucran selfies, comparándolo con los datos de otros accidentes fatales.
El resultado fue alarmante: en el 2015, la cantidad de muertes después de la práctica del autorretrato ya ha superado a la de los ataques de tiburones. Fueron 12 muertes causadas por el hecho de tomar fotos de sí mismo, contra 8 provocadas por tiburones.
El último caso ocurrió en septiembre, cuando un turista japonés murió mientras trataba de tomarse una selfie en las escaleras del emblemático monumento Taj Mahal, una de las principales tarjetas postales ubicado en Agra, en India. Hideto Ueda, de 66 años, perdió el equilibrio y en el momento de tomar la foto, cayó.
La ola de tomarse autorretratos en lugares peligrosos está llevando a las autoridades de algunos países a adoptar medidas preventivas. Es tanta la preocupación que el gobierno de Rusia ha lanzado recientemente una cartilla para concientizar a la población sobre este peligro. En el país, son varios los ejemplos de personas que arriesgan sus vidas, como lo que ha sucedido con Xenia Ignatyeva, de 17 años, que en 2014, murió después de caer de un puente ferroviario de 9 metros en San Petersburgo.
Otro caso fatal en el mismo país ocurrió en la ciudad de Vologda. Andrey Retrovsky, también de 17 años de edad, (foto de al lado) subió a la azotea de un edificio de 9 pisos y se ató con una cuerda para tomarse una selfie drástica. Pero, según el amigo que lo acompañaba, la cuerda se rompió y Retrovsky terminó cayendo. Antes de la muerte, sus amigos le advirtieron los peligros. Esa no era la primera vez que el joven arriesgaba su propia vida.
En Brasil, otro caso también excedió los límites del sentido común. Al comienzo del año una joven fue duramente criticada en las redes sociales por publicar una serie de fotos después de sufrir un accidente de automóvil en el interior del estado de Paraná. En una de las fotos, ella aparecía junto al conductor con el subtítulo “cuzido”, regionalismo en portugués que en Paraná significa “alcoholizado”. En otra foto, mostraba el velocímetro del vehículo que llegaba a los 180 km/h. En la secuencia, aparecía con el rostro lastimado y con los subtítulos “socorro” y “el auto volcó”. Después de lo ocurrido, la joven informó que había tomado las fotos solo para avisarle a alguien sobre el accidente.
Fotografía saludable
Usted puede pensar que esos casos son el extremo de la falta de moral, de ética y que jamás hará algo parecido. El problema es que ese comportamiento está provocando una postura que está ganando popularidad en todo el mundo, el de la selfie perfecta.
Esa compulsión está llevando a muchas personas a una preocupación exagerada por la apariencia. Por no gustarles lo que ven en las fotos, recurren a cirugías estéticas, como las plásticas y faciales. Es lo que afirmó el cirujano plástico Nicholas Nikolov a la red de televisión norteamericana CBS. “Muchos llegan a mi consultorio y me dicen: ‘Me vi en una selfie y me odié. Tengo que arreglar eso’ ”, explica.
Una de sus pacientes es la modelo Candice Lorraine Wurster, de 23 años, que recurrió a la cirugía por no haber quedado satisfecha con sus autorretratos publicados en las redes sociales.
El médico psiquiatra Sergio Tamai explica que quien se toma selfies todo el tiempo tiene baja autoestima. “Puede existir una distorsión de la autoimagen, en la que la persona busca compulsivamente un signo de alguna imperfección imaginaria. Esto puede indicar un trastorno dismórfico corporal”, argumenta el profesional.
Sobrepasar los límites al punto de arriesgar la propia vida también indica que la persona es impulsiva y tiene la necesidad de ser aprobada y admirada por los demás. “En el siglo XV, era frecuente que los miembros de la nobleza ordenaran que se realizaran autorretratos como una manera de afirmar su superioridad. Actualmente, de la misma manera, cualquier persona con un celular puede compartirlos con miles de personas como una forma de autoafirmarse”, comenta Tamai.
El deseo compulsivo de publicar fotos de sí mismo, sin ningún tipo de control, también puede alterar la convivencia y los momentos de ocio. En lugar de aprovechar un viaje y disfrutar de una buena compañía, la preocupación de muchas personas es la de tomarse fotos durante el paseo. “Tomar fotos de un viaje para después recordarlo es una actitud normal”. Por otro lado, compartirlas de inmediato a varias personas simultáneamente demuestra la posibilidad de que el impulso sea recompensado de forma instantánea, al punto de ser el objetivo principal del viaje”, dice el médico.
Por lo tanto, tomarse selfies es una manera divertida de registrar muchos momentos. Sin embargo, no vale la pena arriesgar la vida o sobrepasar el sentido común por un ángulo perfecto.
Una persona sensata no se la pasa editando, verificando las fotos o preocupándose por el número de “me gusta”. Es necesario entender que ningún riesgo vale más que cualquier “Me gusta” en las redes sociales.
La belleza interior
Noticias como estas solo refuerzan lo que muchos ya saben: el ser humano casi nunca está satisfecho consigo mismo. Muchos viven en búsqueda de la aprobación de terceros, esperando alcanzar un estándar de belleza impuesto por los medios de comunicación y por la sociedad, olvidándose de valorar e invertir en lo que los hace diferentes, especiales y únicos. “Vale la pena destacar siempre,que la belleza interior es, sin lugar a dudas, la más importante. Por eso, si usted aún no la tiene, primero debe invertir en ella; y, si ya está haciendo esto, exteriorícela también”, comenta la consejera Sandra Lima, que forma parte del equipo Godllywood.
La columnista del blog de Cristiane Cardoso, Núbia Siqueira, también destaca la importancia de mantener un contacto directo con el Creador, con el fin de convertirse en una persona bonita por dentro y, consecuentemente, por fuera. “Lo que realmente son feas son las obras del diablo, que desfiguran al ser humano y hace que se destruya a sí mismo. Imponen dolor, odio y, poco a poco, la belleza de Dios no puede verse más. Si su interior está bien cuidado y el Rey de reyes habita en él, no será tan difícil ser una persona bella por fuera, ¿no cree? Y, si su interior y exterior caminan juntos, usted será bellísima”, concluye.
Si quiere cuidar su interior más que cualquier otra cosa, participe de la Noche de la Salvación, que se realiza todos los miércoles en la Universal. Haga clic aquí para consultar la dirección de la Iglesia más cercana a usted. [related_posts limit=”17″]