Angelina: “Llegué a la Universal en el peor momento de mi vida, me había juntado pensando que iba a llevar una vida buena, como mis padres. No sabía lo que eran las humillaciones, el hambre, la vergüenza y el maltrato cuando vivía con mi padre. Después de que me junté, durante seis meses vivimos bien, después comenzaron los problemas, mi esposo comenzó a tomar mucho, salía los viernes y llegaba borracho los lunes, recuerdo que me maltrataba mucho. Me golpeaba y me engañaba, tenía amantes. Me acuerdo que una noche vino tan borracho que me dijo que me iba a matar, tenía un machete en sus manos para matarme esa misma madrugada. Intenté sacárselo y me cortó, se cayó y se quedó dormido en el piso.
En ese momento estábamos viviendo en una casa prestada y justo él se quedó sin trabajo, entonces nos echaron de esa casa y pasamos a vivir en la calle, en una plaza, fue la peor humillación que pasamos porque teníamos que salir a pedir para darle de comer a nuestros hijos. No nos daban nada y yo estaba con dos hijos y embarazada. Los médicos me dijeron que el embarazo no iba a llegar a término, por eso estaba mal, vivía llorando, angustiada, con rencor y muchos malos pensamientos.
Una madrugada, una señora se acercó a nosotros en la plaza y me invitó a la Universal, me dijo que allí había un Dios que me podía ayudar. Al poco tiempo comenzamos a participar con determinación, llegó la Hoguera Santa y yo ya estaba internada porque supuestamente mi hija no iba a nacer, en ese momento mi esposo levanta el sobre de la Hoguera Santa y de estar sin trabajo, de no tener nada, al lunes lo llamaron para trabajar. Él hizo un voto en el Altar y Dios respondió porque mi hija nació sana, sin complicaciones, los médicos no lo podían creer. Era prematura, pero no necesitó medicación ni respirador artificial.
Seguimos perseverando en la Hoguera Santa y un día nos indignamos porque queríamos más de Dios, entonces depositamos en el Altar nuestro sacrificio y el matrimonio pasó a estar bendecido, nos llevamos bien, nos queremos, mis hijos están sanos y estudian en la universidad. De no tener donde vivir, tenemos nuestra casa propia, locales en alquiler y varias propiedades, mi esposo tiene empresas con 15 empleados en este momento. Recientemente compramos una camioneta cero kilómetro, puedo afirmar que hemos visto las maravillas de Dios en nuestra vida”.
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