“Ojos que no ven, corazón que no siente”, es lo que el refrán popular afirma. Pero un estudio australiano quiere desmentir eso. Investigadores de la Universidad de Australia Occidental les pidieron a mujeres que miren a hombres que no conocían y los evaluasen, con base en la fisionomía, si ellos podrían traicionar. Después los investigadores preguntaban a esos hombres si ya habían traicionado a alguien. Y el número de los aciertos de las mujeres sorprendió. Lo interesante es que el dicho suena como una polémica cuando se trata de las mujeres, ya que, cuando el experimento fue realizado inversamente, con los hombres evaluando a las mujeres, el bajo número de aciertos reveló que los hombres no percibían tan claramente esa asociación.
Para los investigadores, tener esa percepción puede ayudar a evaluar la calidad de potenciales compañeros. Pero, ¿por qué entonces, teniendo la habilidad de reconocer hombres que les traerán problemas, las mujeres insisten en ignorar las señales?
Ella sabía desde el inicio
En la investigación, ninguna de las mujeres ni siquiera conversó con los hombres. Toda la conclusión fue hecha en base a la apariencia, a los gestos. Pero, si en el primer encuentro él le da señales claras de un carácter dudoso y usted lo ignora, ¿qué sucede? La secretaria Érica Silva, de 29 años (fotos abajo), sabe bien el resultado de ignorar ciertas señales.
Ella relata que, rápidamente en el primer encuentro, el joven con quien tuvo una relación dio señales de infidelidad. “Nosotros salíamos y cuando él me estaba dejando en casa, un amigo de él lo llamó y él lo colocó en altavoz, sin imaginar lo que el amigo diría: “Fulana te está esperando aquí, ¿no vienes para estar con ella?” Inmediatamente él quitó el altavoz”, recuerda ella.
Después de lo que presenció, Érica continuó saliendo con él. Poco tiempo después, otra señal de que el joven no quería nada en serio. “Días después de que comenzamos a estar de novios oficialmente, él terminó, alegando que no estaba preparado y que quería disfrutar la vida. Acepté el termino, pero sufrí mucho.” Después de eso, ella lo aceptó de vuelta días después, y no sería la última vez.
“Fue un noviazgo de idas y vueltas, y siempre encontraba mensajes y llamadas de él a otras chicas, pero él decía que eran relaciones que había tenido cuando terminamos, y que cuando nosotros volvíamos él ya no tenía nada. Hasta que, después de observar siempre llamadas de los números favoritos de él me pareció extraño. Eran constantes y largas con determinados “amigos” y decidí llamar a esos números. Para mi sorpresa, descubrí que él renombraba los contactos usando el nombre de hombres, cuando en la verdad eran mujeres. Terminamos y descubrí que estaba embarazada de él. Decidí darle una oportunidad más, en vano, porque las traiciones continuaron.”
Delante de tantas infidelidades por parte de él, Érica decidió que era mejor que cada uno siga su vida, y ella percibió otra cosa que la mantuvo en esa relación por tanto tiempo inútilmente: ella no tenía amor propio.
Use la inteligencia
El obispo Renato Cardoso explica que muchas mujeres, aun siendo inteligentes, prefieren basarse en lo que sienten y comenten los peores errores en el nombre del “amor”. “Lo que ellas no entienden o no saben es que el amor no vence todo, lo que vence es usar la inteligencia”, resalta él.
Érica recuerda que no fue fácil adquirir amor propio. Fueron muchos años hasta que ella comprendió lo que realmente necesitaba hacer. “Hice la Terapia del Amor por él por unos meses, pero yo pedí una respuesta y vi que él no quería ser una persona correcta, con carácter, padre de familia y marido. Entonces decidí luchar por mí y comencé a buscar mi amor propio.”
Érica oyó un mensaje del obispo Macedo en que él explicaba el segundo mandamiento. “Recuerdo como si fuera hoy al obispo diciendo que si nosotros no nos amamos, tampoco tendremos la capacidad de amar a nadie. No fue un proceso fácil, pero cuando me entregué completamente al Señor Jesús pude vencer todos los complejos que minaban en mi interior. Hoy me amo, cuido a mi hijo , e incluso actualmente estoy de novia, sé que el amor propio es esencial para mi vida y mi relación.”
Si usted, así como Érica, también quiere descubrir como amarse, participe en la Terapia del Amor, todos los jueves, en el Templo de Salomón. También puede participar en Argentina en la Av. Corrientes 4070 Almagro.[related_posts limit=”17″]