Cuando uno de los discípulos de Juan el Bautista le informó que Jesús estaba bautizando y que reunía a muchas personas para enseñarles, él respondió que eso era lo correcto, pues él era solo el anunciador, y que Jesús era el verdadero enviado por Dios. Y dijo: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe Su testimonio. El que recibe Su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz. Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.” Juan 3:31-34
El obispo Edir Macedo explica que, con estas palabras, Juan demuestra que el Señor es más grande que cualquier hombre y, que de igual manera se da en Espíritu por completo a quien Lo acepta.
“El infinito desciende sobre lo finito”
Piense en un cajón con espacio solo para un libro de 50 páginas. Un libro de 1000 páginas no entrará, porque el cajón es limitado. Dios es como ese libro mayor, pero de tamaño infinito, que, con todo Su poder, entra por completo en el pequeño “cajón” que es el hombre.
“¿Qué quiere decir? Que el Espíritu de Dios, cuando viene, viene en toda Su Gloria. En toda Su grandeza y majestad. Y lo infinito desciende sobre lo finito, que somos nosotros”, explica el obispo.
Eso es “no dar el Espíritu por medida”. Pues, si fuera así, Dios pondría dentro del hombre que Lo honra solo una partícula de todo Su ser.
“Cuando usted honra a Dios, Él lo honra con Su Espíritu. Y con Su Espíritu usted va más allá de sus límites. No hay límites para usted. No hay límites para aquellos que reciben el Espíritu de Dios”, concluyó el obispo.
¿Usted también quiere recibir el Espíritu de Dios? Participe los miércoles en la Reunión de los Hijos de Dios, en la Universal y sepa cómo conquistar esa honra.
[related_posts limit=”17″]