Es imposible que agrademos a Dios sin fe. Pero la fe que agrada a Dios es la fe de actitud.
¿A usted le gustaría amar a alguien si ese alguien no esperara nada de usted? Por ejemplo, usted ama a su marido ¿piensa que esa persona que es amada no espera nada de usted?
La esposa espera el regalo del marido, y el marido el de la esposa… en fin, cada uno espera una cosa. El regalo simboliza el sentimiento que hay dentro de la persona.
Cuando amamos, damos. Dudo que alguien logre amar sin dar nada. Si usted es una persona que ama y no da nada, entonces no ama. Si a usted alguien le dice “te amo”, pero no le da nada, esa persona le está mintiendo, porque es imposible amar sin dar.
¿Por qué se casan las personas? Al principio nadie necesita casarse, cada uno vive la vida que quiere. Está con una persona hoy, con otra persona mañana, sin ningún compromiso. No tiene que pagar alquiler, no tiene que gastar dinero.
Pero en determinado punto de la vida todo el mundo se quiere casar, porque quiere a su esposa solo para sí, a su marido solo para sí. Eso es amor, porque quieren vivir el uno para el otro por el resto de su vida, quieren envejecer al lado de la otra persona.
El amor y la fe tienen poder. Por ejemplo, cuando usted da la ofrenda. Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir.”, (Hechos 20:35).
Cuando damos, sabemos que le estamos dando no a la Iglesia, no al pastor, sino a Dios, Lo estamos considerando. Dar es algo que simboliza nuestro ser, nuestra alma.
Cuando somos diezmistas fieles, en realidad el diezmo somos nosotros mismos. Y cuando ponemos nuestro diezmo en el Altar, es nuestra vida la que está en el Altar. Entonces Dios promete abrir las ventanas de los cielos y derramar bendiciones hasta que sobreabunden. En otras palabras, Dios quiere que usted sea bienaventurado. Él quiere que usted sea rico para que pueda dar cada vez más.
Pero no es solo dinero. Jesús dijo así: “… perdonad, y seréis perdonados.”, (Lucas 6:37). Si uno no perdona, ¿qué va a suceder? No recibirá el perdón.
Entonces, cuando usted lee la Palabra de Dios puede ver que la fe involucra la entrega, involucra el dar, involucra la dedicación suya para Alguien que usted cree que existe, que es Galardonador, que bendice a quienes Lo buscan.
Por otro lado, Jesús también dijo: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados…”, (Lucas 6:37). Entonces, si usted no quiere ser condenado, no condene a nadie. Si usted no quiere ser juzgado, no juzgue a nadie. Lo que usted de, lo va a recibir. Si da juicio, condenación, será condenado, va a ser juzgado.
El poder de bendecir su vida o de maldecirla está en sus manos. Si usted perdona, es perdonado. Si no perdona, no es perdonado. Es decir, ¿su vida depende de Dios? No, depende de su obediencia a Su Palabra.
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