Querer es el punto de partida para que realicemos los cambios que consideramos necesarios. Desde los más simples a los más complejos, pequeños o grandes.
Hay personas que cambian la posición de los muebles con más frecuencia, otras cambian el trayecto, el corte de cabello, el empleo, la rutina, en fin, cambian casi todo con la misma facilidad con la que se cambian una camisa. Pero existen algunos cambios que exigen mucho más que simplemente querer. Se necesita esfuerzo, perseverancia, determinación y fe.
Cuando se trata de un cambio significativo – como cambiar de vida, por ejemplo -, es necesario saber que el mismo no sucederá de inmediato, solo porque lo desee. Cambiar hábitos y comportamientos ya arraigados requerirá esfuerzo, y un tiempo mucho más largo.
¿Qué es lo que quiere?
¿Reconstruir su matrimonio? ¿Comenzar su propio negocio? ¿Dejar un vicio? ¿Pagar todas las deudas? Entonces dispóngase a pagar el precio. De lo contrario, olvídelo.
De acuerdo con el obispo Renato Cardoso, para cambiar de vida hay 3 cosas que es necesario saber y hacer. Sepa cuáles son:
1- Identifique lo que quiere cambiar, lo que le hace infeliz y cuándo quiere ver ese cambio. Una vez hecho esto, escríbalo en un papel, en solo 3 frases, y manténgalo delante de sus ojos. Concéntrese en eso.
2- Identifique los sacrificios que deberá hacer y hágalos. Si usted quiere un cambio real, tiene que estar preparado para pagar el precio por él. Esta es la verdadera prueba de sus ganas. Muchas personas dicen que quieren cambiar de vida, pero sus actitudes dicen lo contrario. Cuando su deseo es real, hace los sacrificios necesarios para el cambio.
3- Entienda que le tomará tiempo y que estará en una guerra. Pero dispóngase a eso. Determine que usted entrará en esa guerra para ganar, hacer lo que fuere necesario, y en el tiempo que fuere necesario.
Seguramente habrá momentos en los que se sentirá desanimado y tendrá ganas de desistir. Momentos en los que fracasará, se decepcionará de sí mismo, a Dios y a las personas a su alrededor. Cuando esto suceda, levántese y prométase a sí mismo que no dejará de luchar. La lucha no termina hasta que usted gane.
Recuerde: usted es la única persona que puede derrotarse. Si desiste, su derrota está garantizada. Pero si continúa luchando, se estará dando a sí mismo otra oportunidad de ganar.
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