No hay nada más rápido que un pensamiento. Por él usted se puede imaginar cómo, dónde y cuándo quisiera. Incluso mientras está ahí, leyendo este texto, su mente lo puede estar conduciendo a tantos pensamientos – sean de cosas que ya vivió o de lo que, incluso, quiere vivir. Independientemente del lugar o del tiempo, sus pensamientos tienen el poder de determinar cómo es usted.
Ahora, ¿imagínese el tipo de persona en el que usted se convierte cuando se alimenta solamente de malos pensamientos, no solo al respecto de sí mismo, sino también de otras personas?
Hay un dicho que dice que usted no puede evitar que las aves vuelen sobre su cabeza, pero sí puede evitar que aniden en su cabellera. Esa es la regla con respecto a los malos pensamientos. A veces es inevitable que surjan en nuestra mente – parece incluso que alguien los sopló. Pero usted puede perfectamente rechazarlos. ¿Cómo? El obispo Macedo da 2 consejos, citados en su libro “50 consejos para blindar su fe”:
- Mantenga sus pensamientos conectados a los pensamientos de Dios, ocupando la mente con Su Palabra, de manera sistemática eliminando todo lo que es contrario a la fe.
- Siempre que surja un pensamiento malo, inmediatamente repréndalo y reaccione con alabanzas a Jesús. No permita que los malos pensamientos creen raíces en su mente. Al rechazarlos, se irán.
En qué pensar
Pero no basta solo con rechazar los pensamientos malos que nos bombardean constantemente. Es necesario, además de vigilar lo que entra en su mente – ojos y oídos -, estando siempre atento a lo que usted oye y ve, ocuparla con los pensamientos que agradan a Dios.
En la carta a la iglesia de Filipos, citada en la Biblia, el apóstol Pablo enseña cuáles son las características de los pensamientos que deben habitar en nuestra mente:
” Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8
Recuerde siempre: usted es el resultado de sus pensamientos. Ellos son la base de sus decisiones y motivarán sus actitudes. Y toda actitud genera consecuencias. Por esa razón Dios siempre habla en la mente del ser humano, y no en el corazón, como muchos creen erróneamente. Pero si su mente está ocupada con muchas tonterías, ¿cómo será posible que Dios hable y usted entienda?
Piense que su mente es un territorio deseado por el diablo. Él la bombardeará con toda clase de pensamientos malos para intentar minar su fe y así tener acceso a su vida. Su vida depende de los pensamientos que usted alimente dentro de sí.
En las reuniones realizadas en la Universal, los miércoles y domingos, usted aprenderá a tener los pensamientos de Dios, para la garantía de la Vida Eterna y para conservar su fe mientras esté en este mundo.
Participe en una Universal más cercana a usted.
Ayude a otras personas a combatir los pensamientos malos compartiendo este mensaje en sus redes sociales.
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