“¿Quién tiene paz y miedo al mismo tiempo? Nadie. O usted tiene paz o no tiene paz. Si usted tiene paz, no tiene miedo”, afirma el obispo Edir Macedo.
Millones de personas piden, casi a diario, que Dios envíe un poco de paz a sus vidas. Sin embargo, cultivan en sus corazones miedos comunes al mundo: miedo de perder el empleo, miedo de perder a la novia, de arriesgarse a algo nuevo, de ser asaltado, etc. Las preocupaciones son tantasque se vuelve imposible vivir en paz.
Aubrey Lewis, el psiquiatra que definió el término “ansiedad”, como se utiliza actualmente, describió la situación de la siguiente manera: “un estado emocional con la cualidad del miedo desagradable, dirigido hacia el futuro, desproporcional e incomodidad subjetiva”.
Por lo tanto, ¿una persona cómo podría tener paz, tranquilidad y serenidad, mientras esa sensación desagradable se apodera de su mente y, en consecuencia, de su corazón?
Miedo de la vida
La joven Sara Martins, de 19 años, fue víctima de este mal. Incluso siendo una buena hija y buena estudiante, escondía detrás de la apariencia feliz, un gran miedo a fallar, a no ser tan eficaz como tenía que ser.
“Yo era una joven que me sentía vacía, llena de complejos y sentimientos de inferioridad”, cuenta Sara. “Perdí a mi querido padre cuando aún era una niña y tenía miedo de perder a mi madre.”
Sara también tenía miedo a la oscuridad, a quedarse sola en su casa, e incluso cuando se iba a dormir, necesitaba tener a alguien cerca para sentirse protegida. Escuchaba voces, veía bultos y sentía que la tocaban cuando no había nadie a su alrededor.
Esos sentimientos le hicieron daño a la joven hasta el día en el que conoció a la Universal. “Comencé a participar de las reuniones de la Fuerza joven y descubrí que no necesitaba a nadie para que me proteja y para ser feliz”, afirma. “Aprendí a vencer todos mis problemas. Hoy ya no existen más miedos ni complejos de inferioridad. Estoy libre de cualquier desequilibrio interior. Me siento segura de mí misma y con plena certeza de que puedo alcanzar todos los objetivos y metas que tracé para mi vida.”
El Espíritu de coraje
Según el obispo Macedo, el problema de Sara fue curado porque ella luchó para recibir el Espíritu Santo. Él explica que el Espíritu del Altísimo, que es el Espíritu de la Paz, cuando actúa, no lo hace como un cosmético que mejora nuestro semblante, sino que Él cambia nuestro semblante. “Él hace de usted una nueva criatura”, afirma el obispo.
Para que este cambio suceda, se debe poner a Dios en primer lugar y, a partir de allí, no hay razón para temer, porque Jesús guía sus pasos. Él dijo: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” (Mateo 6:34)
Entienda mejor cómo el Espíritu Santo puede librarle del miedo participando de la Reunión de Liberación, que se realiza todos los viernes, en la Universal. Para encontrar una iglesia más cercana a su domicilio haga clic aquí.
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