“Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.” Marcos 1:5
Juan Bautista fue enviado por Dios para preparar el camino del Señor Jesús.
Él empezó a predicar antes que el Señor Jesús.
Pero lo que más nos llama la atención es que él sabía cuál era su lugar.
Juan nunca dejó que el orgullo entrara en su corazón.
Nunca creyó ser más que el Señor Jesús.
Su humildad llamaba la atención.
Juan Bautista colocó al Señor Jesús donde tenía que estar: Señor de los señores.
Una vez alguien le dijo que él bautizaba a las personas y después no lo seguían a él sino que se iban y seguían al Señor Jesús, y Juan bautista contestó: “Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe.” Juan 3:30
El diablo siempre intentó sembrar el orgullo en el corazón de Juan y no lo logró.
Tenemos que entender que Jesucristo es el Señor y que a Él pertenecen toda la gloria y toda la honra.
“Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
Y predicaba, diciendo: Viene tras mí Aquel que es más poderoso que yo, a Quien no soy digno de desatar encorvado la correa de Su calzado. Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero Él os bautizará con Espíritu Santo.” Marcos 1:6-8
Juan Bautista no se olvidaba de cuál era su lugar. Él bautizaba a muchos que venían de todas partes pero nunca aceptó la gloria para sí.
Hay muchos predicadores y líderes religiosos que piensan que son algo y olvidan que si no fuera por Jesús no existirían.
Cuando una persona toma la gloria de Dios peca igual que si cometiera adulterio.
Si alguien es curado y su vida cambia, es solo gracias a Dios y no a ningún hombre de Dios, pastor u obispo…“a Quien no soy digno de desatar encorvado la correa de Su calzado…”
Nosotros en la Universal creemos en María, pero no como madre de Dios, porque Dios no tiene madre.
Ella fue una gran mujer. Pero, cuando faltó el vino ella misma dijo: “Haced todo lo que Él les diga”
La Santísima Trinidad son 3 y no 4. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
La propia María dijo:
“Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador” Lucas 1:46-56
“He aquí la esclava del Señor.” Lucas 1:38
Ella fue solamente la madre de Jesús hombre.
Si estamos vivos es por Jesús.
¿Juan Bautista podía bautizar con el Espíritu Santo? No.
Un hombre de Dios, un pastor o un obispo puede bautizar a las personas en las aguas, pero solo el Señor Jesús puede bautizarlas en el Espíritu Santo, si ellas Le entregan su vida.
Solo a Él tenemos que darle las gracias y otorgarle la honra y la gloria.
No podemos sacar la gloria de Dios y dársela a los hombres.
Lo más importante que uno puede tener es el Espíritu Santo, y solo Él puede darlo.
Él dio Su vida por nosotros.
Él es el Novio.
Toda la vida tiene que estar en Él.
Él es el Centro de la Iglesia.
Por eso en todas las Iglesias Universal siempre dice JESUCRISTO ES EL SEÑOR.
No es el obispo o el pastor quien cambia la vida de las personas que cruzan sus puertas, sino el Señor Jesús.
Piense en eso.
Obispo Francisco Couto