Santiago llegó a las reuniones de liberación con los deseos de despojarse de todo lo que lo atormentaba. Esta es su historia: “A los doce, sufría porque no era aceptado en la escuela. Por eso, padecía de depresión. Mis compañeros me rechazaban y me hacían sentir inferior, entonces tomé la decisión de automutilarme e intenté suicidarme. Aparentaba estar bien en todos lados, pero, cuando llegaba la noche, comenzaba el tormento. Lloraba a causa de la depresión. Comencé a fumar cigarrillos para llamar la atención de mis papás. Mi familia se dio cuenta de que me automutilaba y, entonces, mi papá enojado me dijo: ‘Si realmente tenés coraje, matate de una vez por todas’.
Allí, entendí que cortarme no era la solución. Empecé a ocultar mi depresión con los vicios. Seguía fumando, iba a fiestas sin que mis padres lo supieran. Con solo trece años, me escapaba de madrugada. Como mis amistades consumían marihuana, yo también empecé a hacerlo. Dejé el cigarrillo, pero aumentó el deseo por esa droga, hacía de todo para tenerla. Intentaba encontrar paz con las compañías y en el consumo. Cuando crecí, ya estaba sumergido en los vicios de LSD, alcohol y marihuana. En mi casa había más drogas que amor. Durante cuatro años viví un tormento. Mi hermano era mi enemigo dentro de mi propia casa. Nos agredíamos física y verbalmente. Hasta que un día mi hermano, con el que me peleaba mucho, me invitó a asistir a la Iglesia Universal. Recuerdo que fue un viernes. Me habló de una forma como nunca lo había hecho. En ese momento estaba fumando un cigarro, lo rompí contra la pared y le dije: ‘Vamos antes de que me arrepienta’.
Fui a la reunión y me liberé de todo lo malo. Ese día pensé: ‘Nunca más vuelvo al pasado’. Mi vida cambió desde ese momento. Fue un proceso, no fue de la noche a la mañana, pero perseveré, puse en práctica lo que escuchaba y empecé a ver resultados. Dios reconstruyó todo lo que se había destruido y me dio paz y felicidad. No tengo más depresión, vicios ni ganas de terminar con mi vida. Hoy tengo amor por mi hermano, nunca pensé que íbamos a ser tan unidos. Mi historia se transformó, gracias a Dios”
Preparate para esta batalla espiritual y traé un incienso para consagrar. Aprenderás a realizar el ritual de purificación en tu hogar.
Viernes a las 20 h | Otros horarios: 8, 10, 12, y 16 h