Al mirar las Sagradas Escrituras, vemos muchos elementos importantes, sin embargo, uno fue señalado como esencial: el Altar. Este es el Lugar escogido por Dios para poner allí Su Nombre y poder habitar (Deuteronomio 12:5). Podemos entenderlo como el regazo de Dios que recibe no solo la ofrenda o el sacrificio de una persona, sino su propia vida.
Por ser tan importante, tiene poder para consagrar lo que es colocado sobre él. Los religiosos que vivían en la época del Señor Jesús, estaban tan perdidos que valoraban más a la ofrenda que al Altar, más al oro que al Altar que santifica el oro.
Sus ojos espirituales estaban vendados, y por eso su enfoque era incorrecto, al punto de no considerar al Propio Dios.
A causa de la avaricia, astutamente enseñaban que jurar por el oro del Altar tornaba al juramento obligatorio, porque lo consideraban mayor que cualquier otra cosa. Ese razonamiento maligno fue combatido por el Señor Jesús que valoró el Altar, como Dios lo hizo desde el principio.
Lamentablemente, el mismo espíritu ambicioso del pasado ha cegado la generación presente.
Cuando los ojos están fijos en lo que es terreno, no hay discernimiento para reconocer los valores eternos. Incluso hay pastores que han caído en el brillo del oro y lo han considerado más valioso en sus vidas.
Esto sucede porque nunca nacieron del Espíritu, o, como mínimo, Lo opacaron, priorizando lo material y despreciando lo espiritual.
Al mantener los ojos más en la ofrenda que en el alma del ofrendante, caen en la terrible condenación impuesta a los fariseos del pasado.
Que las siguientes preguntas promuevan un autoanálisis sincero y que se refleje en la concientización de lo que representa el oro y de lo que representa el Altar, específicamente en la vida del pastor.
Siendo así, ¿qué es lo que usted prefiere?:
* ¿Aprovechar la vida embriagándose con el vino de este mundo, o sacrificarla para llenarse del Espíritu?
* ¿Enfrentar humilde y valientemente los propios errores, aunque en el momento haya pérdidas, u ocultarlas de acuerdo a la conveniencia?
* ¿Aceptar los beneficios y la protección de los “esquemas incorrectos”, o pagar el precio de la denuncia?
* ¿Tener profundas teorías espirituales, o la práctica simple de la fe?
* ¿Estar ansioso y preocupado por su futuro y por su familia, o concentrarse en lo que Dios desea de usted?
* ¿Entregar la consciencia para ser manipulada y recibir ventajas, o mantenerla pura de acuerdo a los principios de la fe y sufrir persecuciones?
* ¿Vivir de la gloria del pasado de conquistas, como “Yo hice esto, aquello…”, “Yo estuve allí o allá…”, o luchar para conquistar todos los días?
* ¿Poner toda la ayuda de costo en el alfolí y guardarse su vida, o hacer un perfecto sacrificio en el Altar (cuerpo, alma, votos, propósitos, tiempo, fuerzas…)?
* ¿Ser obediente y respetuoso solo con las autoridades: “¡Sí señor!”; “¡No señor!” mientras desobedece y desprecia a Dios, o ser una persona verdaderamente temerosa?
* Al sufrir una injusticia, ¿recurrir al hombre, justificarse, atacar, defenderse, o ir al Trono Divino y esperar por la respuesta?
* ¿Pensar en sí mismo y en sus problemas, o en las personas que están sufriendo?
* ¿Dar todo de sí para agradar a las personas al punto de perjudicarse, o dar todo de sí para el Altar?
* ¿Invertir en la imagen, en la reputación, en ser actualizado culturalmente, o invertir en su interior y en la vida ejemplar?
* ¿Tener una vida espiritual mediocre basada en la comunión con Dios solo en los cultos, o dedicarse a desarrollar diariamente la Salvación?
* ¿Masajear su ego predicando ante una multitud, o dar todo de sí, predicando para salvar un alma?
* ¿Hacer las obras que son visibles a las personas y que le traen aplausos, o hacer lo que solo es visible para Dios?
* ¿Poner toda la fuerza para hacer crecer la iglesia y proyectarse en la obra, o poner toda la fuerza para llenar el Reino de Dios?
* ¿Celar por la prédica correcta de la Palabra, por la disciplina y el orden en la iglesia e incluso ser criticado, o hacer la “vista gorda” y tener la simpatía de todos?
* ¿Tener la osadía de la fe para comenzar de cero un trabajo cada vez que sea necesario, o considerarse muy importante para un “trabajo pequeño”?
Sus respuestas, siendo realmente sinceras, señalarán dónde están realmente sus ojos.