Antes de concurrir a la Terapia del Amor, el matrimonio de Marcelo y Verónica estaba destruido. Ella recuerda: «Había muchos celos de parte de mi esposo porque era muy posesivo. Me celaba hasta de mi propio hermano. Por eso, yo no salía de mi casa, la mandaba a comprar a mi suegra para que no hubiera problemas en mi casa. También recibía golpes y llegué a desmayarme. Mis hijos veían todo eso y en mi casa no había paz».
Pero eso no era todo. «A raíz de infidelidades de parte de él, entré en un estado de depresión. Conocí a otra persona y vi que era diferente. Le conté a él acerca de la situación y los conflictos empeoraron, aunque ya estábamos separados dentro de la misma casa. Ya no aguantaba más y llegué a tomar pastillas», agrega. Fue entonces cuando llegaron a la Terapia del Amor. Verónica señala: «Dios sanó las heridas, empezamos a perseverar en las reuniones, pude perdonar y tener una nueva vida. También empecé a ver los cambios en mi esposo». Por su parte, Marcelo asegura: «Fue una transformación. Lo que teníamos antes no era vida. Aparentábamos ser un matrimonio de las puertas de casa para fuera, pero en realidad teníamos muchos conflictos. Uno de nuestros hijos llegó a estar depresivo y tener intentos de suicidio. Eso también hizo que nos acercáramos a Dios». «Cuando llegamos a la Terapia, conocimos el verdadero amor y logramos perdonar las heridas del pasado. La Palabra de Dios sanó nuestro corazón. Antes, por más que queríamos cambiar, era imposible, solo pudimos con Dios, quien nos proporcionó una verdadera unión en el matrimonio. Ahora somos felices, la familia está unida y todo cambió», concluye.
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