A través de una persona, Adolf Hitler, alrededor de 70 millones de personas fueron aniquiladas en la 2ª Guerra Mundial.
Si el poder y la autoridad de una persona que tenía un pacto con el mal trajo consecuencias grandiosamente trágicas, el poder y la autoridad de una persona que tiene un pacto con Dios puede traer consecuencias grandiosamente bendecidas.
A través de una persona, Noé, Dios comenzó a poblar el planeta nuevamente.
A través de una persona, Abraham, Dios separó a un pueblo en la Tierra para que de él naciera el Mesías.
A través de una persona, Moisés, Dios sacó a millones de personas de la esclavitud.
A través de una persona, José, todas las naciones fueron alimentadas en la época de la gran sequía.
Y los ejemplos continúan, tanto para el bien como para el mal.
Para que sucedieran grandes cosas, para que los hechos históricos se materializaran, para que momentos quedaran marcados y se convirtieran en un verdadero hito, cambiando el futuro de miles, millones y miles de millones de personas, la actitud de UN ÚNICO ser humano fue suficiente. Podemos percibir claramente el poder que cada ser humano tiene dentro de sí para transformar las situaciones y el mundo que lo rodea. Este poder no depende de condiciones favorables, edad, religión, lugar o época. Este poder depende exclusivamente de la fe que se tiene en él.
Si vimos claramente cuán grandiosas consecuencias trajo este poder cuando se alió con el mal, ¿se imagina cuán grandiosas consecuencias puede traer aliado al bien, que es Dios? Lo que Dios quiere hacer a través de usted es aún más grandioso – para el bien – que lo que el diablo hizo a través de Hitler – para el mal. Si Hitler logró aniquilar a 70 millones de personas, ¿se imagina a cuántas personas quiere Dios que usted salve? Si Hitler logró destruir a millones de familias, ¿se imagina a cuántas familias quiere Dios que usted ayude a reconstruir? Si Hitler logró dejar al mundo entero de luto, ¿se imagina lo mucho que Dios quiere que usted sea responsable por una fiesta en los Cielos?
A través de una persona. Y esa persona puede ser usted. Solo depende de su fe.
¡No podemos aceptar ser usados por Dios para hacer cosas pequeñas, mientras que el diablo usa a personas para hacer cosas grandes!