Una, de cada 5 mujeres tienen el problema después de los 25 años
El acné, enfermedad clásicamente considerada típica de los adolescentes, puede afectar a pacientes adultos, especialmente mujeres, debido a pequeños desbalances hormonales. Cada vez observamos más mujeres adultas en la consulta que acuden por la aparición de estos incómodos “granos”. Este hecho se ha confirmado en un estudio recién publicado por Perkins y su equipo de Harvard, Boston, en el que estudian un grupo de 2895 mujeres; de ellas, el 55% presenta alguna forma de acné. Encuentran que un porcentaje considerable de mujeres adultas presentaban acné: el 45% de las mujeres de 21-30 años, el 26% de las mujeres de 31-40 años e incluso el 12% de las mujeres de 41-50 años.
Globalmente, 1 de cada 4 mujeres adultas presentó acné.
Afortunadamente, en la mayoría de ocasiones el acné de las mujeres adultas puede tratarse de forma muy efectiva. El medicamento más útil para su tratamiento es la isotretinoína, un derivado de la vitamina A. No obstante, existen otras medidas terapéuticas de utilidad como puede ser el láser de colorante pulsado o las fórmulas de diferentes productos tópicos.
¿Qué es el acné?
Es una enfermedad de la piel caracterizada por la inflamación crónica de las glándulas sebáceas, especialmente en la cara y en la espalda. A pesar de no ser una enfermedad grave, puede afectar en gran medida la calidad de vida del paciente. Suele afectar a pacientes adolescentes, aunque también es posible su aparición a edades posteriores, especialmente en mujeres.
Síntomas
Las lesiones de acné son variadas, pudiendo aparecer desde pequeños granos rojizos en la cara, hasta lesiones profundas como quistes y nódulos tanto en la cara como en los hombros. Las lesiones del acné se clasifican en inflamatorias y no inflamatorias; las lesiones inflamatorias son las pápulas (granos rojizos), pústulas (granos blanquecinos) y nódulo-quistes (lesiones profundas). Las lesiones no inflamatorias son los comedones abiertos (puntos negros o espinillas) y los comedones cerrados (puntos blancos).
Diagnóstico
El diagnóstico del acné es fundamentalmente clínico. Ocasionalmente puede ser de utilidad un estudio analítico y hormonal.
Tratamiento
Para formas de acné leve, existen múltiples tratamientos tópicos de efectividad moderada (peróxido de benzoilo, eritromicina, clindamicina, ácido azelaico). Para formas moderadas-severas, el tratamiento más utilizado es la isotretinoína, un derivado de la vitamina A muy efectivo que suele requerir tratamientos de varios meses. Esta medicación no debe administrarse en mujeres embarazadas. Antiguamente comercializado como Roacután ®, en la actualidad existen múltiples formas comerciales de isotretinoína. Es un fármaco que, utilizado en las dosis adecuadas y en manos expertas, presenta un resultado excelente, siendo en la actualidad mucho menos frecuente la aparición de efectos adversos, ya que tiende a utilizarse una dosis menor.
Existen nuevas técnicas que ayudan al tratamiento, como el láser de colorante pulsado y la terapia fotodinámica. Su uso de forma combinada con otros tratamientos para el acné contribuye a mejorar especialmente las lesiones inflamatorias.