Robin Williams se hizo conocido gracias a la serie “Mork & Mindy”, enterneció a muchos con el personaje de la señora Doubtfire en “Papá por siempre”, inmortalizó su “Buenos días, Vietnam” en la película homónima, impactó con su papel de profesor en “La sociedad de los poetas muertos” e hizo reír a millones con “Patch Adams”, sin embargo, no pudo vencer sus adicciones y, víctima de una profunda depresión, se quitó la vida. Sus brazos presentaban marcas de cortes en ambas muñecas y había un cuchillo en el lugar del hecho, por lo que se supone que habría intentado cortarse las venas.
El cuerpo del actor fue encontrado sin vida en su dormitorio por su asistente, después de llamar a la puerta de la vivienda, ubicada al norte de California, y no recibir respuesta.
Una batalla contra los vicios
Tiempo atrás, Robin Williams confesó en una entrevista con The Guardian: “un día de repente me encontré con miedo y empecé a tomar”. Williams transitó su camino sobre las tablas junto a una batalla permanente contra el alcohol y la cocaína. Además, sufría de agudos cuadros depresivos, lo que lo había llevado a internarse en un centro de rehabilitación hacía unos meses.
A principios de los ’80, pudo dejar la cocaína, en parte gracias al nacimiento de su hijo, en 1983, y también por la muerte de su amigo John Belushi, quien falleció de sobredosis en 1982.
Williams confesó haber dejado la droga porque “sabía que me iba a matar”, aunque reconoció una recaída con el alcohol en 2003: “Estaba en un pequeño pueblo que no era el fin del mundo, pero se podía ver desde allí, y entonces solo pensé en beber. Bueno, tal vez beber ayudaría porque me sentía solo y asustado. Y fue la peor cosa en el mundo (…) Te mentís todo el tiempo, te decís que podés parar cuando querés hasta que tu cuerpo te dice que no, y así sucesivamente”, se sinceró Williams. Esos veinte años en los que estuvo “limpio” fueron los más prolíficos de su carrera.
Como sucede con cualquier adicto, el alcohol repercutió en su vida familiar. El actor se casó en tres oportunidades y tuvo dos divorcios problemáticos, cosa que lo deprimió aún más: “Siempre me sentí avergonzado por todo el daño que le ocasioné a mi familia, siento que de eso nunca voy a terminar de recuperarme. Llegó un momento en el que tuve que decir ‘está bien no ser feliz’”.
En una entrevista publicada por ABC News, el actor contó lo que sintió en su pelea contra el vicio: “Estás en el borde de un precipicio y mirás hacia abajo. Hay una voz, y es una voz suave, que dice ‘saltá’”. Williams no pudo resistirse, y el cuadro de “severa depresión” en el que se encontraba, de acuerdo con su representante Mara Buxbaum, tuvo su desenlace fatal el pasado lunes 11 de agosto, cuando decidió suicidarse.
¿Una salida efectiva?
El actor buscó en el mundo la solución para el problema que el propio mundo le presentó. Su “cura” no fue permanente. Fue un estado de shock que duró 20 años, provocado por la muerte de su amigo, Belushi.
Sabemos que de nada sirve luchar con la propia fuerza si no se busca al verdadero y principal auxilio: Dios.
El premio de la Vida Eterna es mejor que cualquier estatuilla, es un premio para quien usted verdaderamente es, y eso se descubre únicamente con Dios. Hoy, sabemos que esa sonrisa constante en el rostro no era real. Tampoco sus lágrimas de alegría. Era solamente un papel más en una historia sin final feliz.
Es uno mismo quien elige su final. Tomando la decisión correcta, lo que parece el final se convierte en el verdadero comienzo de algo bueno y eterno.
Si usted se siente deprimido y vacío, busque una Universal. Puede encontrarla leyendo la página 7 del Suplemento Universal o accediendo al sitio universal.org.ar/direcciones
Por mi adicción intenté suicidarme
El pastor Rogerio hoy aconseja y ayuda a personas viciadas en cualquier tipo de drogas. Él puede hacerlo porque si bien actualmente es feliz, no siempre fue así.
“En mi interior había un vacío y una angustia muy grandes, entonces, como no sabía cómo resolver eso, me desahogaba con todo tipo de drogas: cemento de zapatero, cigarrillos, alcohol (incluso el etílico puro), marihuana, cocaína, pasta base, crack, LSD, y té de hongos alucinógenos. En mi casa había muchas peleas, incluso una vez intenté matar a mi padre, él quedó en coma por una semana.
Todo mi sueldo se iba en mis adicciones y cuando ya no tenía más dinero, robaba. Por esa razón estuve preso varias veces, ya que robaba autos, casas y lo que estuviera a mi alcance.
Las drogas me consumían día tras día, llegué al punto en que me dio una sobredosis que casi me muero. En la lucha contra las drogas no aguantaba más, pensé que la mejor salida era la muerte, por eso coloqué un arma en mi cabeza y apreté el gatillo, pero la bala no salió. Hoy sé que fue Dios librándome.
Cierto día, me dieron un diario de la iglesia y me acerqué a participar. Hice el tratamiento de cura de los vicios y después de dos semanas me liberé, no tenía más el deseo ni la necesidad de consumir. Así, mi vida cambió por completo.
Actualmente llevo 17 años libre de todos los vicios. Estoy casado y tengo paz interior. No me drogo porque encontré el camino hacia la verdadera felicidad”.
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