Como Dios, el diablo también trabaja con la palabra. Palabras o pensamientos de duda que generan miedos y preocupaciones. Ante eso, el sistema emocional es sacudido y las actitudes que siguen son siempre comprometedoras. Y es exactamente esa la química del infierno para matar, robar y destruir.
No existe remedio eficaz para combatir este tipo de ataque, sino afirmar los pensamientos en las Promesas Divinas y reaccionar. Tal reacción tiene que ser inmediata en la propia mente con pensamientos basados en la Palabra. Este contraataque de fe combinado con una buena dosis de confianza y perseverancia van a hacer que huya. Esto significa someterse a Dios y resistir al diablo. Santiago 4:7
Buena música, buenos consejos, palabra de consuelo, entretenimiento o algo semejante funcionan como aspirina. Alivian, pero no resuelven. Debemos usar la misma táctica de nuestro Señor cuando se resistió al “consejo” emotivo de Pedro, diciendo: “¡Quítate de delante de Mí, Satanás!” Mateo 16:23