En una resolución sin precedentes, la Justicia alertó sobre la “expansión progresiva de la tuberculosis en la Ciudad de Buenos Aires”, como consecuencia del trabajo esclavo en talleres clandestinos de costura, como ocurría a principios del siglo XX en las fábricas textiles. El informe, elaborado por el fiscal federal Nº 6 Federico Delgado, señala que mientras a nivel nacional la incidencia de la enfermedad disminuyó un 39 por ciento entre 1985 y 2011, en el ámbito porteño registró un aumento del 25 por ciento, según estadísticas oficiales. El incremento estaría relacionado, advirtió, con las condiciones de hacinamiento y extrema vulnerabilidad socioeconómica y cultural en que viven las víctimas de trata para explotación laboral, muchas de ellas inmigrantes provenientes de países con altas tasas de incidencia de la tuberculosis como Bolivia.
De acuerdo con la información suministrada por el Hospital Piñero, ubicado en el sur del barrio de Flores, el 60 por ciento de las personas infectadas atendidas trabajaban en talleres textiles clandestinos.
“Víctimas de trata que llegan al país ya contagiadas y que desarrollan la enfermedad en contextos de hacinamiento y escasa ventilación, nutrición y descanso adecuado” provocan nuevos contagios y la situación de explotación y trabajo esclavo obstaculiza el acceso a la atención médica a tiempo.
El relevamiento asegura que durante los últimos años los casos reportados entre la Ciudad y la provincia de Buenos Aires alcanzan más de 2000 por año.
La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa producida por una bacteria (Mycobacterium tuberculosis), también llamado bacilo de Koch, que afecta fundamentalmente los pulmones, pero que puede hacerlo en cualquier órgano. “Se disemina por vía aerógena, por las gotitas que son vehiculizadas al toser o estornudar”, precisa el informe. Y agrega: se trata de una enfermedad de diagnóstico sencillo, que puede ser tratada y curada gratuitamente en el país, pero “nos encontramos lejos de su erradicación”, y en cambio, “se expande en correlación directa con la marginalidad social”.
En todo el mundo, en 2004, las estadísticas de mortalidad y morbilidad incluían 14,6 millones de casos activos crónicos, 8,9 millones de casos nuevos y 1,6 millones de muertes, mayoritariamente en países en desarrollo. La distribución de la tuberculosis no es uniforme en todo el mundo; aproximadamente el 80% de la población de muchos países asiáticos y africanos dan positivo en las pruebas de la tuberculina, mientras que solo 5-10% de la población de Estados Unidos da positivo. La Organización Mundial de la Salud estima 2000 millones de infectados por el M. tuberculosis y 8 millones de nuevos infectados cada año, venciendo la batalla en la mayoría de las ocasiones.
La tuberculosis es una de las enfermedades más antiguas que afectan a los seres humanos. Aunque se estima una antigüedad de entre 15 000 a 22 000 años, se acepta más que esta especie evolucionó de otros microorganismos más primitivos dentro del propio género Mycobacterium.
Se puede pensar que en algún momento de la evolución, alguna especie de micobacterias traspasara la barrera biológica, por presión selectiva, y pasará a tener un reservorio en animales.
Esto, posiblemente, dio lugar a un anciano progenitor del Mycobacterium bovis, que es la aceptada por muchos como la más antigua de las especies que actualmente integran el denominado complejo Mycobacterium tuberculosis. El “escalón” siguiente sería el paso del M. bovis a la especie humana, coincidiendo con la domesticación de los animales por parte del hombre.
En muchos países se usa la vacuna BCG como parte de los programas de control de la tuberculosis, especialmente en niños. Esta vacuna fue desarrollada en el Instituto Pasteur, en Francia entre los años 1905 y 1921 Sin embargo, las vacunaciones masivas no comenzaron hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
Recuperó su salud
Emma Almaraz sufría con varios problemas de salud hasta que se acercó a la Universal. Allí aprendió a usar la fe de manera práctica y fue sanada completamente. “Mi vida estaba llena de problemas de salud, tenía asma, tuberculosis, afecciones en la piel y en los huesos”, cuenta Emma, quien perseveró en las reuniones buscando su sanidad. No fue de la noche a la mañana, tuvo que ser constante y determinada, pero alcanzó lo que necesitaba.
“Hoy estoy totalmente liberada de todos los problemas de origen espiritual, fui sanada de las enfermedades, del asma, de la infección bacteriana contagiosa y de los problemas en la piel y en los huesos. Ahora soy muy feliz con mi vida en Jesús”, afirma sonriendo. La vida de Emma fue transformada, no solo obtuvo la restauración de su salud, también su interior se llenó de paz y alegría.
Ella concurre a la Universal de San Miguel en Pte. Perón 1740.
[fotos foto=”EL Universal – Fuente: Página 12, Wikipedia y El Universal”]
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