Estudios como el Chicago Heart Association Detection Project in Industry (CHA), el People Gas Company Study (PG) y el Multiple Risk Factor Invervention Trial (MRFIT) confirman que los menores de 40 años están en alto riesgo de sufrir eventos cardiovasculares a raíz de la hipercolesterolemia que en gran parte de los casos, es ignorada por estos pacientes.
Aproximadamente la mitad de los adultos jóvenes (mayores de 30 años) tienen el colesterol elevado. Y no sólo eso. Los malos hábitos alimenticios y el consumo excesivo de grasas de origen animal provocan un padecimiento llamado hipercolesterolemia, el cual llega a predominar en el varón.
Según una investigación publicada por The Journal American Medical Association, los altos niveles de colesterol en sangre aumentan la incidencia de mortalidad por enfermedad isquémica coronaria y otros padecimientos cardiovasculares.
Al comparar tres estudios observacionales de hombres entre los 18 y los 39 años de edad, los especialistas detectaron que las personas con niveles de colesterol superiores a los 240 mg/dl, presentaban un riesgo de muerte por enfermedad isquémica 3.63 veces mayor a los que tenían niveles favorables (<200 mg/dl), mientras que el riesgo para morir por otras enfermedades cardiovasculares fue de 2.1 a 2.87 veces más.
“Estos resultados realzan la importancia de modificar los hábitos de vida, sobre todo los dietéticos, así como de identificar a los niños, adolescentes y adultos jóvenes con hipercolesterolemia para establecer estrategias de prevención primaria.
Existen datos categóricos de que la reducción de la hipercolesterolemia con dieta o fármacos es eficaz para la prevención de la morbimortalidad cardiovascular”, revela el estudio.
El colesterol en el organismo se fracciona en dos lípidos
– El HDL, o colesterol bueno, es un importante protector del corazón, mejora el gasto cardíaco y disminuye la presión arterial.
– El LDL, conocido como “colesterol malo”, se asocia a la ateroesclerosis, la hipertensión arterial, infarto al corazón y otras enfermedades como la Diabetes Mellitus y el hipotiroidismo.
Datos del IMSS refieren que el sedentarismo, la alimentación rica en grasas y la obesidad propician la elevación del llamado colesterol malo. Entre los alimentos más ricos en colesterol destacan las carnes muy grasosas, la yema del huevo y los platillos mexicanos que se cocinan con manteca, la piel del pollo y los lácteos, como leches enteras y quesos como el amarillo.
Y en caso de haber sido diagnosticado con hipercolesterolemia, el paciente debe sujetarse a modificaciones en sus hábitos de vida, someterse a control de peso, suprimir el tabaco y recibir tratamiento médico.
El grupo de medicamentos más utilizado en el tratamiento de la hipercolesterolemia es el de las estatinas. Concretamente la atorvastatina cálcica, ha demostrado reducir los índices de colesterol malo en la sangre además de ser eficaz en diferentes tipos de pacientes,
El estudio IDEAL (Reducción incremental en puntos terminales mediante la disminución agresiva de los niveles de lípidos) revela que las personas que tuvieron un ataque cardiaco previo y tomaron atorvastatina para disminuir más el C-LDL (colesterol-malo), tuvieron menos eventos cardiovasculares, (ataques cardiacos, eventos vasculares cerebrales o procedimientos de revascularización), comparados con los pacientes que tomaron otra estatina (Simvastatina).
Desde la introducción de atorvastatina hace casi nueve años, su seguridad y efectividad han sido apoyadas a través de un amplio programa de estudios clínicos, el Programa incluye más de 400 estudios en curso y completos que involucran a más de 80,000 pacientes, lo cual la posiciona como la terapia de reducción del colesterol más prescrita en el mundo con más de 100 millones de pacientes años de experiencia. Sin embargo, el médico decidirá cuál es el tratamiento adecuado para cada paciente.