“Obispo, no entiendo porqué Dios permite que me sucedan ciertas cosas. Mi esposo me fue infiel, ahora estoy resentida con él y también con Dios por haberlo permitido, si yo siempre fui fiel a Dios. Soy bautizada con el Espíritu Santo, pero, últimamente, mi fe está apagada y no quiero estar así. Por favor, ayúdeme”.
Atentamente Amiga, de Sao Paulo.
Respuesta:
El resentimiento es el plato predilecto del diablo y cuando la persona nutre ese sentimiento malo dentro de ella, ese plato se vuelve predilecto también para los espíritus malos del cual se alimentan. El hecho que usted piense que Dios fue injusto, por lo que usted está amargada con Él, es como si usted invitara al diablo para que se alimente de ese sentimiento.
El diablo viene, se acomoda en el trono de su corazón y se alimenta con su plato predilecto. Amiga, usted piensa que tiene el Espíritu Santo, pero eso no es cierto, porque el Espíritu de Dios no se alimenta de ese pobre sentimiento. La amargura es para el Espíritu Santo lo que para nosotros son las heces. Usted no se alimenta de excremento. Pero, para el diablo, la amargura es el plato predilecto. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:23).
La vida de la mayoría de las personas no surge porque Dios escudriña los corazones, para poder dar a cada uno según su proceder (Jeremías 17:10). De repente usted ha hecho algo para Dios, pero su procedimiento no Le agradó. Tenga cuidado para que el diablo no esté sentado dentro suyo alimentándose de los sentimientos malos, como el amargura. Mientras usted no perdone o pida perdón, su vida no va a caminar.
Duda esclarecida por el obispo Sérgio Correa, durante el programa “Obreros en foco”, del día 28-02-2012.