Confieso que me sorprendo mucho cuando expongo mi opinión sobre este tema, ya que encuentro mucha resistencia y desconfianza. Sé que la raíz de eso son las decepciones con las amistades, que llevan a no confiar más en nadie. Pero aprendí que nunca puedo mirar hacia atrás, tener cicatrices abiertas y, sobre todo, que debo perdonar.
Siempre me gustó tener amigas y las tengo porque en primer lugar, ¡a mí me encanta ser amiga! Estoy continuamente pensando en ellas, aunque no nos veamos ni hablemos seguido.
Una verdadera amistad comienza a partir de la sinceridad, para mí, amiga es aquella que nos cuida y hasta en una conversación nos bendice.
Cuando estoy con ellas, siempre:
* Hablamos, hablamos y hablamos
* Nos reímos mucho
* Comemos
* Nos enseñamos cosas mutuamente
* Nos orientamos diciendo la verdad
* Aprendemos algo nuevo
En fin, son tantas las cosas buenas que hago con mis amigas que si las escribiera, me quedaría aquí todo el día haciéndolo. Sin embargo, lo mejor de todo es mi “donación” sin pensar en recibir algo a cambio. Esta es la condición para tener amistades sinceras, sin miedo a equivocarse.
Vamos a plantar, y lo que cosechemos será lo justo, con certeza. Déle un voto de confianza a alguien, se sorprenderá.
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