Vea más fotos de la visita de Andressa Urach a la Penitenciaría Femenina en San Pablo.
El sábado 20 fue un día atípico para aproximadamente 100 detenidas de la Penitenciaria Femenina de la zona norte de San Pablo, que oyeron la historia de superación de la ex modelo Andressa Urach, contada personalmente por ella. “Amo estar en los presidios, porque yo estaba “presa” y no lo sabía”, afirmó Andressa, al resumir parte de lo que contó en su libro “Morri para viver”, publicado en el 2015, después de una traumática hospitalización, que casi la llevó a la muerte.
Muchas detenidas ya conocían a la ex modelo, que llamó la atención de los medios en el 2013 por el comportamiento vulgar y agresivo cuando participaba de la 6° edición del reality show “A Fazenda”, exhibida en la Red Record. Sin embargo, la nueva Andressa sorprendió y emocionó a las presas – con edades entre 19 y 60 años – que ocupaban los bancos de la capilla del presidio, lugar usado para las reuniones de la Universal que se realizan todos los sábados allí, ministradas por el obispo Afonso da Silva, responsable de la evangelización en los presidios de Brasil.
“Al ver la historia de Andressa, creo en una segunda oportunidad para el ser humano. Y voy a tomar su ejemplo para recomenzar mi vida en mi país”, observó la extranjera Sandra que está detenida hace poco más de 1 año por tráfico de drogas.
Hora de recomenzar
“Durante muchos años cargué mucho odio y rabia. Quería matar a mi abusador”, confesó Andressa al hablar del rechazo que sufrió cuando era bebé, de los abusos sexuales – que comenzaron a los 6 años de edad – y la vida en el camino de la prostitución. Detalles que conmovieron y son similares a la historia de Erica, una detenida. “Algunas cosas me recuerdan mi vida. Yo tenía un peso en el corazón, pero ahora estoy más aliviada. Yo también quiero ser transformada”, dijo la joven, que está presa hace 3 años.
Durante la visita, Andressa también conoció el Maternal Infantil, donde están aproximadamente 60 mujeres que dieron a luz recientemente y que solo podrán estar con sus bebés hasta los 7 meses. “Comencé a prostituirme cuando tenía 16 años. Y veo que hay una oportunidad para recomenzar”, dijo Andreia, madre de dos niñas, la segunda nacida dentro del presidio.
Andressa les destacó a las presas que la decisión más importante de su vida fue haberse bautizado en las aguas, como prueba de su verdadera entrega a Dios. Catorce participantes no dudaron y, con una piscina improvisada en la puerta de la capilla, se sumergieron en las aguas (fotos de arriba).
“Me arrepentí de todo lo que hice mal en esta vida. Mi familia me abandonó, nadie cree más en mí. Pero hoy es un renacimiento para mí”, declaró Fernandine, en la fila del bautismo.
Al final de la reunión, Andressa les regaló a las detenidas ejemplares de su libro, para que conozcan a fondo su transformación. “Aunque tan solo una de ustedes se convierta como me convertí, ya habrá valido la pena haber venido hasta aquí”, observó.
Cura interior
Hace más de 10 años Cirlei Datri acompaña de cerca las visitas del grupo de evangelización en las cárceles de mujeres. Actualmente como coordinadora, ella cuenta que las detenidas tienen placer en compartir transformaciones que suceden después de buscar a Dios. “Ellas vienen con alegría y quieren abrazarnos. Muchas cuentan testimonios, hablan sobre la oración que recibieron y los resultados. Eso es muy gratificante”, afirma Cirlei.
Para las detenidas, la palabra recomenzar surge como un desafío, que ellas saben que tendrán que enfrentar. En el caso de Andressa, el nuevo comienzo solo sucedió después curar su interior con el apoyo del Godllywood, que trata las marcas dejadas por los abusos y traumas del pasado. “A partir del momento en que hay cura, hay un cambio en el comportamiento”, enfatiza Maria Rosas (a la izquierda en la foto de arriba), coordinadora del Rahab en la Zona oeste de San Pablo.
[related_posts limit=”17″]