Un niño de color esperaba a su madre sentado frente a la puerta del colegio. Mientras esperaba, vio a un vendedor de globos en la plaza de enfrente. En su carrito había un montón de globos de varios colores diferentes. Para atraer la atención de los niños, de vez en cuando soltaba un globo. El niño lo vio soltar un globo rojo. El globo subió y fue llevado por el viento. Minutos después, hizo lo mismo con un globo amarillo. El globo amarillo también subió y fue llevado por el viento. Entonces, el niño cruzó la calle y, preocupado, le preguntó al vendedor:
—Señor, ¿el globo negro no sube?
Sin decir nada, el vendedor soltó el globo negro, como antes había hecho con los otros, y lo vio subir. Y le dijo al niño:
—Niño, presta atención. Lo que hace que el globo suba no es el color, sino lo que tiene adentro.
En realidad, no importa su condición actual ni su pasado. No importa su origen, su color, su nivel de estudios, su condición económica, si ha tenido o no oportunidades o cuál es su apariencia. No importa lo que piensan de usted. Lo que hace la diferencia no es su situación actual o pasada, sino su espíritu. Esa disposición de mirar hacia adelante y proyectar su futuro, con la certeza de que todo va a salir bien. Eso es lo que lo hará subir, ¡lo que está adentro de usted! (Fragmento del libro 50 tonos para el éxito del obispo Jadson Edington).
Estamos terminando un año y llega el “año nuevo”. Las personas quieren cambiar, quieren dejar atrás las cosas que no se concretaron, las pérdidas, los fracasos, y quieren “empezar de nuevo” con el “año nuevo”. Entonces, muchos cometen un gran error, miran al año que empieza con la misma forma de pensar que miraron al “año nuevo” anterior, con los mismos pensamientos que los llevaron a vivir esos doce meses que ya terminan sin concretar sueños, sin vencer, sin obtener los frutos que deseaban.
Y es que el verdadero cambio no viene porque sea año nuevo, ya que en realidad son los pensamientos los que provocan los éxitos o los fracasos, los pensamientos que llevamos en nuestro interior. El verdadero cambio viene desde el interior y va hacia el exterior.
Lo que hay que lograr es un “pensamiento nuevo” y cambiar nuestro interior, nuestro espíritu. Y eso solo se logra entregándole a Dios todo lo que tenemos dentro que hasta ahora no nos llevó a ningún lado, pidiéndole que Él nos de Su Espíritu, Su visión, Su modo de ver las cosas, Su dirección para cada paso que demos desde ahora en adelante. Si Él está en el control, todo se hace nuevo.
Pase los últimos minutos de este año viejo y los primeros minutos de este “año nuevo” en un lugar donde podrá llenarse de ese nuevo pensamiento, de ese nuevo espíritu que le hará vivir no solo un año nuevo más, sino una nueva y maravillosa vida, y lo hará subir, porque como dice la historia del vendedor de globos: “lo importante es lo que uno tiene adentro”.
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