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La actitud de sacrificio del Señor Jesús le concedió a la humanidad el acceso al perdón del Padre, el derecho a Su presencia y también a la liberación. Sin embargo, solo disfrutan de estos privilegios los que Lo convierten en su único Salvador y se someten a Él en obediencia, lo que incluye perdonar a sus enemigos y ofensores.
«Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones.» Mateo 6:14-15
Lo que necesita saber:
Es cierto que perdonar no es una tarea fácil para quienes que no tienen en su interior el Espíritu del perdón, pero entienda: el Altísimo no nos da un mandamiento que no podamos cumplir.
El corazón es, como afirma el propio Dios, excesivamente engañoso (Jeremías 17:9) y no tenemos control sobre sus sentimientos, pero, si deseamos ser liberados de la influencia del mal en nuestra vida y alcanzar la Salvación eterna, el perdón es indispensable.
Pero ¿cómo perdonar?
Librarse de la maldición del resentimiento que incita al odio en el corazón humano es independiente de sentir, por lo que es necesario decidir perdonar. ¿Y cómo? Simple: Aunque no tengamos control sobre nuestro corazón, tenemos dominio sobre nuestra boca para bendecir a quienes nos ofendieron o nos ofenden.
Es decir, si en su interior hay algún resentimiento contra alguien o un intenso deseo de venganza, actúe en contra de lo que su corazón anhela, siga el ejemplo del Señor Jesús y ore por sus enemigos.
«Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…» Lucas 23:34
¡Solo así encontrará la libertad y la paz para su alma!
Una invitación especial: Si usted tiene dificultades para perdonar, pero desea encontrar la cura interior, participe del Día del Perdón. Este evento especial se realizará el próximo domingo, 21 de abril, en todos los templos de la Universal.