ESTAMOS SIEMPRE BUSCÁNDOLA Y LLORAMOS DESESPERADAMENTE CUANDO NO LA OBTENEMOS… ES LA JUSTICIA LO QUE NOS MUEVE Y LA INJUSTICIA LO QUE NOS HACE DESISTIR.
Era mediodía, justamente la hora en la que aparecieron las visitas de Abraham… La realidad es que a nadie le gusta recibir visitas inesperadas, especialmente a esta hora del día, sin embargo, Abraham Los recibió muy bien… e incluso no estando preparado, hizo rápidamente, no cualquier cosa, sino un manjar muy especial.
Después le apareció el Señor en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando Los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en Tus ojos, Te ruego que no pases de Tu siervo… Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de Ellos; y él se estuvo con Ellos debajo del árbol, y comieron. Génesis 18:1-8
Abraham supo identificar la oportunidad en ese momento y Quién estaba delante de él, por eso Lo recibió de la forma como Lo hizo, con toda la honra y el cuidado… Sin embargo, al contrario de Abraham, muchos no reciben bien los Propósitos que estimulan la práctica de la Fe Consciente. Aunque no lo digan abiertamente, lo ven inmediatamente como algo negativo, y, si lo hacen, lo hacen de cualquier manera, sin ningún cuidado o reverencia.
Dios bendijo a Abraham por lo que él era… y porque él era justo, ofreció más allá de lo que se había propuesto. Cuando la persona está en la Fe Sacrificial e Indignada, nunca piensa que es demasiado, difícil o agotador lo que se propone a hacer, ofrecer para Dios. A ejemplo de estos puntos, evalúe las ACCIONES de Abraham que revelaron su visión espiritual:
Alzó
“Alzó sus ojos”. Cuando se tiene visión espiritual, tal como Abraham la tenía, se mira hacia arriba, se alzan los ojos, mirando hacia adelante y no hacia abajo (que representa el negativismo), o hacia atrás.
Vio y Salió corriendo
“Los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos”. Este hombre ya tenía 100 años, era mediodía, hacía un calor tremendo, pero, aun así, él no caminó, pensó, esperó o preguntó… sino que corrió al encuentro de Ellos, aprovechando la Oportunidad (y fue justamente ese día que se produjo el cumplimiento de lo Prometido hacía 25 años), imagínese si hubiese sido reprobado en esta prueba.
Se postró
“Se postró en tierra”. Abraham no se postró para pedir, clamar, reclamar… Sino para que Dios aceptara lo que él iba a ofrecer.
Rogó
“Te ruego que no pases de Tu siervo”. Él no aceptó perder aquella oportunidad, que esta pasara por él y quedara todo de la misma manera, todo igual.
Tomó
“Tomó también mantequilla y leche, y el becerro que había preparado, y lo puso delante de Ellos; y él se estuvo con Ellos debajo del árbol, y comieron.” Abraham hizo más allá de lo que prometió (además del agua y del pan). Él mismo se encargó de pedirle a Sara que preparara el pan (aquel que a él más le gustaba y que nadie hacía mejor que Sara), escogió el mejor becerro que tenía, la mantequilla…
¡Permaneció de Pie!
“… y él se estuvo con Ellos…” O sea, él estuvo así, de pie, listo para servir, pues reconocía la oportunidad que se presentaba delante de sí, la cual, ¡de ninguna manera, iba a dejar pasar!
Cuando se está en la Fe Sacrificial e Indignada, nunca se piensa que es mucho lo que se ofrece. El becerro con certeza podía alimentar a más de 15 personas, y otra persona, en el lugar de Abraham, habría ofrecido una gallina o un cabrito, pero él no, pues no fingía ser lo que no era, exteriorizando solo lo que él era en lo más profundo de su ser: ¡UN HOMBRE JUSTO!
¡Dios es contigo, y yo también!
Colaboró: Obispo Júlio Freitas