Un proyecto británico acumula y almacena material genético de especies y animales en extinción
En los próximos 30 años, miles de especies de animales pueden desaparecer de la Tierra. La proyección de los científicos es que 1.130 especies de mamíferos (cerca de un cuarto del total) y 1.183 de aves pueden extinguirse por motivos, como el cambio climático o la caza desenfrenada. También están amenazados un número similar de especies de anfibios y peces, además de varios reptiles y en mayor proporción, invertebrados.
En contramano a la extinción, entró en el campo el proyecto Frozen Ark, o Arca Congelada de la Universidad de Nottingham, que ya comenzó a conservar las muestras de ADN de las especies más amenazadas. La misma es apoyada por varias entidades, como también instituciones de enseñanza, museos de historia natural, laboratorios, acuarios, zoológicos y organismos de conservación, entre otros. La iniciativa se basó en el Banco de Simientes Millennium, proyecto internacional que guarda, bajo criopreservación (congelamiento controlado), simientes de todo el planeta en los Reales Jardines Botánicos de Kew, ubicados en los alrededores de Londres. Los coordinadores del proyecto de preservación animal también citan, como el nombre deja claro, su inspiración en el Arca de Noé.
Según los organizadores, el “archivo de células” permitirá que se realicen importantes investigaciones antes de la desaparición completa de las especies en peligro. Mientras tanto, la prioridad es de las especies que corren peligro de extinción en los próximos 5 años y de las que actualmente sólo sobreviven en cautiverio (como los órix-de-cimitarra foto, un tipo de antílope del norte de África, el Hippocampus reidi o caballito de mar amarillo y el panda gigante).
La sede de Frozen Ark se ubica en el campus de Nottingham, pero las muestras se conservan, por motivos de seguridad, en varios puntos del planeta; dentro de equipamientos que mantienen la temperatura controlada a 80 grados Celsius negativos. Las cápsulas criogénicas guardan células intactas que, al ser descongeladas, mantienen sus características y posibilitan la clonación en el futuro. Se almacenan muestras de sangre, óvulos, semen, pelos y piel.
En el 2001, científicos norteamericanos mostraron que guardar las células puede ser viable. Implantaron óvulos fecundados de gauro (un bóvido salvaje indio con gran riesgo de extinción) en el vientre de una vaca común. El hijo de gauro nació saludable de su “madre de alquiler”. El mismo proceso ya es utilizado para seres humanos, pues hay laboratorios que guardan material para fecundación futura.
Algunas entidades de conservación, aunque no disienten con el congelamiento de las células, afirman que lo ideal sería la conservación del hábitat de las especies. Para el Arca Congelada, no se trata de un trabajo al estilo “Parque de los Dinosaurios”, historia ficticia que se hizo famosa por los libros de Michael Crichton y las películas de Steven Spielberg, donde se generaban dinosaurios a partir de muestras de ADN.
Para Frozen Ark o Arca Congelada esta es una iniciativa más para que la extinción ni siquiera llegue a concretarse.
En una entrevista a la prensa internacional, el dueño de Frozen Ark, Sir Crispin Tickell, diplomático, ambientalista y académico de la Universidad de Oxford, declaró: “Creo que Noé estaría orgulloso de este proyecto.”
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