¡Buen día!
Muy fuerte este testimonio. También Le agradezco primeramente a Dios y después a la IGLESIA UNIVERSAL DEL REINO DE DIOS, aquella que me acogió como madre espiritual. Viví años en la religiosidad, pues no veía el fruto del Espíritu. Y dura cosa es ser engañada por sí misma.
Pero Dios es tan amoroso, tan Padre, que un día me permitió tener los ojos abiertos, pues Le pedía mucho a Él Su Espíritu. Y entonces, me mostró que yo estaba sirviendo a los hombres y no a Él. Estaba en una denominación incluso siendo preparada para ser pastora (jaja). Yo estaba poseída por el espíritu del engaño. Pero mi angustia era enorme, ¿y cómo podría ser lo que no era? Esa era mi pregunta interior. Ayudaba a muchos, pero ¿y yo? ¿De qué sirve salvar a tantos y perder la propia alma?
Yo tenía un vacío dentro de mí. Hoy sé que ese espacio era solo de Él. Y, por la misericordia de Dios, llegué a la última puerta (aquella por la que había dicho que nunca entraría). Y allí conocí la VERDAD y la verdad me LIBERÓ. Pasé por el proceso de liberación (imagínese la dificultad cuando se es religiosa). Pero me despojé de todo lo que yo CREÍA que era y me ENTREGUÉ a JESÚS, y hoy estoy como obrera porque Él me llamó para eso.
Hoy mi segundo mayor placer es ganar almas, pero, el primer placer es tener Tu Espíritu y la certeza de que estoy salva. Y busco mi Salvación cada día. Una vez más Le agradezco a Dios por la vida del obispo Macedo, que no miró a la derecha ni a la izquierda, y hoy puedo contemplar el Reino de Dios dentro de mí. Ahhh, ¡¡¡qué día!!!
Colaboró: Katya Correa