Oportunidad para Todos
Oiga lo que el Espíritu les dice a los pobres:
Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan, y vuestro salario en lo que no sacia? Escuchadme atentamente, y comed lo que es bueno, y se deleitará vuestra alma en la abundancia. Isaías 55:1-2
En la verdadera fe, en la fe sincera, está el sacrificio.
La fe religiosa se refiere a los sentimientos del alma, pero la fe que alcanza al Todopoderoso se refiere a la obediencia a Su Palabra.
Por lo tanto, si usted quiere saber si está en la fe religiosa o en la verdadera, basta observar su comportamiento según la Palabra de Dios.
Eso es para que usted no se deje engañar.
Medite en la Palabra que el Señor Jesús les dijo a los judíos religiosos que decían ser de Dios:
“El que es de Dios, las Palabras de Dios oye (practica); por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. Juan 8:47
La práctica de la Palabra de Dios involucra obediencia. Y la obediencia exige sacrificio.
No logro encontrar un versículo bíblico que asocie la fe consciente con los sentimientos. Pero, entre muchos, encontré el siguiente versículo que expresa el pensamiento del Altísimo:
“… y os daré pastores según Mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia.” Jeremías 3:15
Tal vez, los siguientes comentarios puedan ayudar a alguien.
Lucas Barbosa
¡OBISPO! ¡No tengo palabras para decir lo que me acaba de pasar! Estaba escuchando la palabra que usted puso hoy en YouTube: “Pocos son realmente de Dios”. En el momento de la oración hice como usted dijo, y me encerré en mi cuarto para poder seguirlo en oración y allí fue que comenzó.
Mi teléfono comenzó a vibrar, las personas comenzaron a intentar entrar a mi cuarto, pero permanecí firme en oración con usted. Después de un tiempo, hubo un silencio y fue entonces cuando usted dijo que Le confesáramos a Dios nuestras fallas y pecados, y nos arrepintiéramos de todo. Y me arrepentí, y clamé al Espíritu Santo, así como usted dijo que hiciéramos y, por la fe, Le agradecí. En ese exacto momento usted dijo: “En el Nombre del Dios Padre, del Dios Hijo, y del Dios Espíritu Santo, reciba ahora el aliento de Dios, el aliento de VIDA”. Obispo, ¡fue el momento en el que experimenté el gozo, y la alegría celestial de la que tanto oigo hablar! Mientras tanto, algunas lágrimas comenzaron a caer y fue en el momento justo en el que usted dijo: “Ese llanto no es de tristeza, sino de la certeza de que usted acaba de recibir el Espíritu de Dios”. ¡Fue entonces obispo que parecía que había sido llevado a otro mundo!
Ahora tengo la certeza de que fui bautizado con el Espíritu Santo. Después de la oración no lograba dejar de agradecer a Dios, ¡no podía dejar de sonreír, y de reír! Fue una sonrisa diferente, fue una sonrisa que nunca antes tuve, una sonrisa que dijo: “A partir de este día el Dios VIVO habita en mí”.
Este es mi testimonio fresquito, obispo, ¡de hace algunos minutos!
Que Dios lo bendiga cada día más, obispo, y ¡gracias por este mensaje tan importante para mi vida! Este ayuno está cada día mejor.
Eliane
Hola obispo… Nunca había hecho el Ayuno de Daniel, este es el primero. Me gustaría saber si es normal sentirme triste después de las búsquedas del Espíritu Santo. Yo nunca di mi mejor y esta vez me estoy entregando de cuerpo, alma y espíritu. Pero cuando terminan las oraciones que sigo junto a usted por la radio, y noto que no tuve aquel gozo del que usted tanto habla… esa cosa inexplicable, en el alma, inmediatamente me pongo triste ya que es como si estuviera viendo al Señor Jesús de espaldas hacia mí, diciéndome que no merezco recibirlo. Ya me humillé delante de Él y Le entregué todo de mí. Le pedí perdón por mis pecados y pido que Él habite en mí… pero entonces viene la sensación de frustración… Pues una vez más no logré llegar hasta Él y tengo miedo de debilitarme en la fe por eso. Ayúdeme. Yo sé que no merezco ser morada del Altísimo, sin embargo el Señor mismo dice que no Lo recibimos por mérito. ¿Qué falta entonces para que el gran día también me llegue a mí? No he estado ansiosa… Ya que eso no forma parte de mí, pero el deseo de matar la sed en el río de Aguas Vivas me consume de noche y de día. Principalmente por no saber dónde me estoy equivocando con mi Señor.
Mariellene
¡Buenas noches obispo! Tomé una decisión: este Ayuno de Daniel solo va a terminar cuando tenga la certeza de mi salvación. No importa cuántos días sean necesarios, no voy a perder esta oportunidad. Cada día voy a sumergirme más y más hasta conocer al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Hoy mi vida está siendo transformada, mi matrimonio está bendecido, mi familia está comenzando a ir a la iglesia y todo está saliendo bien. Dios ha honrado mis votos, mis oraciones, pero de nada me sirve tener todo eso y no tener la salvación eterna. Voy a quitar hasta el último suciedad que esté en mi corazón, no puedo aceptar quedarme afuera porque, si no, nada habrá valido la pena. Mi próximo comentario será diciendo que tengo la certeza de mi salvación.