Oiga lo que el Espíritu le dice al pueblo de la Fe:
Incluso siendo pozo hondo, la mujer samaritana siempre estaba allí en búsqueda de lo esencial para la supervivencia humana, el agua.
Es lo que sucede con las cosas humanas, las personas van hondo, es decir, hacen cualquier sacrificio para realizar sus sueños y deseos personales.
La mujer samaritana representa a los seres humanos. En búsqueda de la realización sentimental, ella ya estaba en la sexta relación. ¿Cuántos no se han entregado a los vicios, a las prostituciones, a los sacrificios incluso de la familia, de la carrera profesional y de todo lo disponible, por causa de una relación extraconyugal? Existen incluso los que se rinden a una vida delictiva.
El Señor Jesús conocía el problema sentimental de esa samaritana. Sabía también que ese problema, aun siendo resuelto, no resolvería su mayor problema: la sed por el Agua Viva.
El pozo de Agua Viva realmente es muy profundo, pero no significa que sea imposible beber de ella. Pero, quien tenga sed de esa agua tiene que estar dispuesto a “pagar el precio”. Ese precio es el sacrificio por entero. Es obvio que, si queremos todo de Dios, tenemos que renunciar a nuestro todo, aunque sea una vida mezquina y miserable.
Sin el Agua Viva, tarde o temprano, la mujer samaritana volvería a tener sed. ¿Y quién sabe si no se desanimaría en la búsqueda, como ha sucedido con tantos?
Debido a eso, es necesario zambullirse hondo en Ese Pozo, ya que no existe otro. Ahora, si por los bienes materiales las personas hacen “de tripas corazón”, imagínese el tipo de sacrificio para resolver definitivamente todos los problemas espirituales.
Quien ya hizo innumerables sacrificios por la vida material, tales como “hacerse la cabeza para los espíritus”, entrega de “regalos” carísimos a las entidades espirituales, etc., ¿qué no hará para beber del Agua que el Señor Jesús ofrece?
¡Esto es Fe sacrificial consciente!
El día 11 de octubre, todos estaremos, en espíritu, juntamente a siete obispos representantes de la Iglesia Universal del Reino de Dios de todo el Planeta, en el Monte de la Transfiguración. Desde allá, estaremos extendiendo las manos para que aquellos que han creído y sacrificado en el Ayuno de Daniel sean transfigurados y glorificados por el Dios-Padre en el Nombre del Dios Hijo por el Espíritu de Dios.
¡Quien cree, lo verá!
Colaboró: Obispo Clodomir Santos
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Comentarios
Daniela Tavares
En el Templo de Salomón
¡Buenas tardes, obispo!
Ah, ¡qué día fue hoy! Ya había participado de otros Ayunos de Daniel y también del Ayuno de Jesús, pero nada había sucedido. Estaba incluso pensando en no participar en este y conformarme a no tener el Espíritu Santo. Pero el domingo pasado, en el Templo de Salomón, Dios habló conmigo. Decidí continuar buscando y hoy encontré a Quien yo más quería. Frente al Altar, me derramé completamente. No aceptaba volver a casa, una vez más, sin el Espíritu Santo. Me lancé, me derramé en la presencia de Dios. Los obreros estaban imponiendo las manos sobre el pueblo y yo sentía cuando alguien se detenía en mí, pero continué, sin cesar.
De repente, solo oía la voz del obispo y algo maravilloso sucedió dentro de mí. No oía a nadie a mi lado, parecía que estaba sola ahí. Lloraba implorando la Presencia de Dios y Él me tocó. Tengo la certeza de que encontré al Amado de mi alma. Ah, ¡qué día!
Quería continuar alabando y diciéndole palabras de amor. Me sentí liviana, y conforme los obreros tocaban mi cabeza, yo recibía más y más. Fue diferente a todo lo que ya había vivido, un gozo y un placer por haber sido aceptada. Hoy soy la persona más feliz y quiero más y más. Muchas gracias mi Señor porque fui visitada por Ti.
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Aline
¡Buenas tardes, obispo!
Pasé 15 años de mi vida engañándome, pues pensaba que tenía el Espíritu Santo. Mi fe realmente era como una montaña rusa, siempre con altos y bajos, de esa forma fue a lo largo de estos años. Siempre puse mis deseos en primer lugar, me engañaba y pensaba que eso era normal. Sabía que estaba equivocada, pero aun así insistía en mi error. Muchas veces, cuando el pastor llamaba para que fuera delante del Altar quien quisiera aceptar a Jesús y comenzar una vida nueva, allá iba yo y lloraba “lágrimas de cocodrilo”. Me sentía bien en el momento, pero después allá estaba yo cometiendo los mismos errores. Obispo, llegué a una situación en la que ya no aguantaba más, ¡yo no me aguantaba más!
Cuando llegó el Ayuno de Daniel vi la oportunidad de una transformación, entonces me lancé. Pero el primer paso a dar fue reconocer que no tenía el Espíritu Santo, que nunca Lo había tenido, y sacarme esa máscara de orgullo y prepotencia de la que había sido esclava todos esos años. Entonces, comencé todo de nuevo, esta vez dispuesta a sacrificar todo. Llegué a sentirme mal en las reuniones porque por primera vez había abierto mi corazón.
Obispo, tuve mi encuentro con Dios ayer, recibí el Espíritu Santo.
Cuando el obispo invitó a ir frente al Altar a quien nunca había tenido un encuentro con Dios, yo fui. En el momento, confieso que pensé: “¿Qué van a decir de mí? ¡Quien me conoce piensa que soy de Dios!” Pero enseguida até ese pensamiento y fui dispuesta a no volver igual.
Le dije a Dios que no quería más esa vida. “Señor, acéptame, no me dejes salir de aquí de la misma forma que estoy, perdida. Quiero hacer Tu voluntad, no más la mía”.
Sentí asco de todo lo que había hecho mal. Fue el arrepentimiento que tuve por primera vez. Y lo que sucedió fue algo maravilloso, ¡inexplicable! Entré en el gozo de mi Señor. Recibí la paz que nunca había tenido. Y esta vez no duró solo el momento de la oración, sino que permaneció dentro de mí. Realmente nació el deseo de trasmitirles a las personas aquello que recibí de hecho y de verdad. Yo que siempre fui egoísta, interesada y que no me importaba nadie excepto yo misma, fui transformada. Es una certeza, ¡es la fe!
¡Muchas gracias!
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Costa Júnior
¡Buenas tardes, obispo Macedo!
Como un buen pastor, corríjame en espíritu, si estoy equivocado. Tenemos un ejemplo de la ausencia de la ‘Fe Inteligente’, que genera auto compasión e incluso murmuración, en la forma en la que el pueblo de Israel trató con Dios durante su peregrinación en el desierto.
En aquella ocasión, después de tantas señales y maravillas hechas por Dios durante el CAUTIVERIO de Egipto, después de la LIBERACIÓN del pueblo del cautiverio, de abrir el Mar Rojo, el pueblo aún murmuraba.
Pues solamente miraba a las circunstancias aparentemente ‘desfavorables’ (la falta de agua, la falta de comida, los ejércitos enemigos con mayores efectivos, compuestos por soldados de una altura superior, etc.), aun sabiendo que Dios había estado con sus padres y que tenía poder para suplir todas sus necesidades.
Interesante, en un determinado momento, en ese contexto de tanta incredulidad por parte del pueblo de Israel, surgen dos ‘JÓVENES VISIONARIOS’, Caleb y Josué.
Dos jóvenes que supieron canalizar su indignación, usando la fe inteligente para visualizar (construir) su futuro. ¡Y lo construyeron!
Heredaron la promesa por no darle crédito a la duda, al miedo, al pesimismo, a la negatividad, a la auto compasión, en fin, a la ‘horizontalidad’.
Decidieron darle más crédito a la ‘verticalidad’, a su relación con Dios.
Es esto lo que he aprendido en la facultad de la fe (Templo de Salomón).
Al saber que la fe es inherente al hombre, he aprendido a ejercitarla racionalmente.
He aprendido a tener una relación íntima con Dios, a través de la lectura y de la obediencia a Su Palabra, vigilando mi forma de vestir, de hablar y de conducirme.
He aprendido a buscar las cosas de lo Alto, a guardar mi tesoro en el Cielo.
Para mí, ¡este Ayuno de Daniel está siendo un verdadero avivamiento espiritual!
¡Una ‘resurrección’ espiritual!
¡Sentir la alegría de estar siendo salvo es algo inconmensurable!