En 2º Corintios 3:6 dice: “…el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”. El bautismo en el Espíritu Santo es la garantía de su salvación y nos da el acceso a la Palabra de Dios. Las personas que no recibieron el sello de Dios, entienden la Biblia a partir de su capacidad, son literalmente ignorantes al respecto. Los escribas judíos escribían los textos bíblicos a mano, con reverencia, pero no los entendían, tampoco los cumplían, porque les faltaba el Espíritu Santo. Él habla por medio de Su palabra, el que tiene el Espíritu Santo, entiende que es la voz de Dios, y existe una comunión entre Él y la persona. En Juan capítulo 1, dice que Jesús es la Palabra o Verbo que se hizo carne, en el primer versículo de la Biblia dice que “En el principio creó Dios los cielos y la Tierra” (Génesis 1:1) y eran perfectos, pero en el segundo versículo dice “Pero la Tierra estaba sin forma y vacía…” así que hubo algún acontecimiento entre el primer y el segundo versículo, para que se transformase en “…sin forma y vacía”. Aquí, entre los dos versículos, se cree que el diablo fue expulsado del Cielo, cayó a la Tierra y lo desordenó todo. El segundo versículo sigue diciendo “…y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas…”. Es lo mismo que usted, imagínese, fue generado por sus padres, pero fue creciendo, algo sucedió y su vida quedó estropeada, sin forma y vacía. No importa quién haya sido, el Espíritu de Dios se mueve sobre usted, como se movía sobre la faz de las aguas. Después dijo: “Sea la luz; y fue la luz”. Él usó Su palabra y la luz apareció, así también cuando la Palabra de Dios es recibida con humildad no importa quien sea, si la practica, tendrá Su respuesta. El ser humano se ha resistido, pensando que sus conocimientos de este mundo son suficientes para cambiar su vida, es por eso que no hay reacción de Dios. Tal vez esta sea su situación, viene a la Iglesia, oye la Palabra, dice “amén”, pero cuando está afuera dice “no”, en mi vida mando yo. Fuera de la Iglesia es la voz de sus parientes, amigos, de los medios, etc., la que domina su vida. Entonces su vida continúa vacía, hay tinieblas porque no obedece la palabra de Dios. No importa de qué religión sea, lo que interesa es lo que está dentro suyo.
El rebelde no quiere oír la Palabra de Dios: “El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios”. (Juan 8.47), eso es lo que Jesús les dijo a los judíos. Usted es o no es de Dios, no hay otra alternativa. Si atiende a Su voz, la luz nacerá dentro suyo y su vacío desaparecerá, su vida tendrá sabor y su alma será restaurada. Tal vez usted se encuentre así, tiene una familia bien constituida, tienen condiciones, pero está vacío. Podemos engañar a los demás, pero no a nosotros mismos. Mírese y verifique si no está viviendo un infierno. Su oportunidad es ahora, tiene que decirle a la Palabra de Dios, acepto, quiero y te voy a seguir. Voy a dejar de fingir, porque quiero vida, mi vida ha sido “…sin forma, vacía y en tinieblas”. Puede empezar ahora, haga una alianza con Dios para dejar el engaño y poder empezar una nueva y perfecta vida con Él.
Secretos y misterios de la fe con el obispo Macedo, todos los domingos a las 18h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro y en todas las Universal del país por videoconferencia.
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