¿Qué puede ser considerado un ideal de belleza?
Depende.
En la década de 1930, por ejemplo, el padrón de belleza era muy diferente del de la década de 1960, que, a su vez, es diferente del que tenemos hoy.
Si miramos más allá – en el período del Renacimiento – vemos que el padrón de belleza de la época era exactamente lo contrario del de hoy. La gordura era sinónimo de belleza, de abundancia, mientras que la delgadez simbolizaba pobreza.
Podemos decir entonces que el concepto de belleza muta.
En la actualidad, modelos como Gisele Bündchen son consideradas íconos de belleza. Mujeres de todo el mundo se espejan en ellas, siendo que en la década de 1950, Marylin Monroe era el modelo de belleza femenina. Dos patrones completamente opuestos.
Por lo tanto, el concepto de belleza está más relacionado a la época que propiamente al tipo físico. No existe una referencia permanente de belleza. Esta cambia a través del tiempo.
Lo que hoy es considerado bello, mañana puede no serlo más.
En las últimas décadas, la búsqueda de la perfección estética – impuesta por la industria de la moda y por los medios de comunicación – se volvió una obsesión.
No tiene nada de malo buscar un tratamiento estético o incluso un procedimiento quirúrgico para corregir una imperfección, cuando esta afecta el autoestima del individuo. El problema es cuando se ve la imperfección donde no la hay. O hasta existe, pero no se trata de algo relevante, capaz de traer algún complejo o sentimiento de inferioridad.
Esa búsqueda enfermiza por la “perfección” es preocupante. Las personas se han dejado influenciar de tal manera por la dictadura de la belleza, impuesta por los medios de comunicación, que nunca están satisfechas con su propia imagen. Están siempre buscando algo más, con el fin de mejorar su apariencia.
Usan todos los recursos disponibles, desde la aplicación de silicona, lipoaspiración, tratamientos para celulitis, botox, spas, personal trainers, academias, alimentos dietéticos, incluso dietas milagrosas que prometen “bajar de peso” en una semana.
Rachel Moreno, psicóloga y autora del libro “La belleza imposible/Mujer, media y consumo”, advierte que el exceso de vanidad puede volverse un problema de salud pública. Ansiedad y baja autoestima son los primeros efectos colaterales. Esa persecución interminable también desencadena trastornos como bulimia y anorexia.
No son pocos los casos de modelos y personas comunes que sufren esos trastornos. Algunas incluso murieron por eso. Otras tantas perdieron su vida al hacerse una lipoaspiración sin necesidad. Sin mencionar a las que dejan de alimentarse en el intento de alcanzar el tan soñado patrón estético.
De regreso al rostro original
La exmodelo Alicia Douvall es un ejemplo de mujer que se volvió adicta a las cirugías plásticas. Fueron 300 en total. Arrepentida, la exmodelo, recientemente, se sometió a una nueva intervención quirúrgica, a fin de remover implantes anteriores en la nariz, mejillas y ojos, y afirmó que nunca más se hará una operación estética.
Un caso muy conocido de exceso de intervenciones quirúrgicas es el de la socialista Jocelyn Wildenstein, de Nueva York, exmujer del billonario Alec Wildenstein. Ella terminó teniendo su rostro totalmente deformado y fue conocida como “la mujer gato” debido a la semejanza con el felino.
Cabe recordar que la belleza va mucho más allá del aspecto físico. Es un conjunto de características y factores que interactúan y forman un todo. La belleza está en el cuerpo sí, pero también – principalmente- en el alma.
Quién no se encontró con alguien que, a primera vista, encontró extremadamente lindo/a. Pero después, con la convivencia, llegó a la conclusión de que él/ella no eran tan bonito como pensaba.
O, lo contrario. En el primer contacto, no encuentra a la persona bonita, pero después poco a poco, fue descubriendo una belleza singular que le encantó
¿Dónde está la belleza?
¿Por qué sucede eso? Porque la verdadera belleza vive en un detalle, en una sonrisa, en una expresión, en la manera de ser, en lo agradable, en un conjunto de factores. Y es justamente ahí que cada uno tiene su valor, su individualidad y su encanto.
Si buscamos en el diccionario la palabra “belleza” encontraremos lo siguiente:
Propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual. Esta propiedad existe en la naturaleza y en las obras literarias y artísticas.
Mujer notable por su hermosura.
La que se produce de modo cabal y conforme a los principios estéticos, por imitación de la naturaleza o por intuición del espíritu.
Siendo así, la belleza está en los ojos de quien ve.
Vale la pena meditar en los siguientes versículos:
“…pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?”, (Mateo 6:23)
“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme al Señor, ésa será alabada.” Proverbios 31:30