Estefanía Valdera tuvo la oportunidad de viajar varias veces al Templo de Salomón; y en cada una de ellas tuvo una experiencia única con Dios: “Antes de viajar me pasó de todo, fue difícil, pero no me desanimé.
Cuando llegué, viví algo que no se puede explicar con palabras, me sentí pequeña delante de Dios. El viaje contribuyó a bendecir mi vida espiritual. Incluso, tuve la oportunidad de participar de una Vigilia de Año nuevo en el lugar.
En una de las oportunidades, viajé porque mi familia estaba atravesando un problema. Parecía que no había solución para lo que estaba sucediendo. Estando allá, participé de una reunión por la familia e hice un voto con Dios. Cuando regresé, sucedió lo que había determinado por la fe. Después, pude llevar a mi familia y ellos regresaron con las respuestas a sus pedidos.
En otro de los viajes le había pedido a Dios que abriera mi visión porque quería crecer. Entonces, Dios lo hizo, pude armar mi propio emprendimiento y empecé a estudiar. Recomiendo el viaje, es una experiencia espiritual, ya estoy preparando el próximo, gracias a Dios”.
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