“Mis ojos estarán sobre los fieles de la tierra, para que moren conmigo; el que anda en camino de integridad me servirá.” (Salmo 101.6)
El corazón engañoso ha cegado la visión de la voluntad de Dios y por eso, la vida se vuelve dura y difícil.
Pero cuando usamos la razón y perseveramos en la obediencia a Su Palabra consecuentemente disfrutamos de la paz y la alegría del Espíritu Santo en lo más profundo de nuestro ser.
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