Siempre estamos hablándole sobre la importancia de ser bautizado con el Espíritu Santo, ¡esa debe ser la prioridad en nuestra vida! ¿Quién es el Espíritu Santo? Él es Dios dentro de nosotros, es Quien nos transforma en una nueva criatura. Él es TODO, es vida. Mi amiga y mi amigo, cuando uno recibe el Espíritu Santo recibe la Garantía de la Salvación, el Sello de Dios que dice que nada nos puede tocar. Él es vida, fuerza, poder, y nos capacita para obedecer a Dios y a Su Palabra.
Está bien ser bendecido económicamente, comer y vestir lo mejor, pero es más importante que Dios esté dentro de nosotros. Jacob pidió cinco cosas, pero la primera fue que Dios estuviera con él. No es pecado ser bendecido con prosperidad, tener una familia, salud, etc. ¿Usted cree que Dios quiere vernos en la miseria? ¡No! Las bendiciones son don de Dios. Él quiere que usted tenga una vida sentimental bendecida, prosperidad, salud, pero todo eso no puede estar en primer lugar, porque lo más importante es su alma y su Salvación, y Dios nos ha dado Su Espíritu para garantizarla.
No ponga ninguna cosa delante de Dios, Él debe estar en primer lugar, por encima de todo. Ser diezmista es ponerlo en primer lugar, en la cima de la escalera.
“Y pondré dentro de vosotros Mi Espíritu, y haré que andéis en Mis estatutos, y guardéis Mis preceptos, y los pongáis por obra”. (Ezequiel 36:27)
Para eso Dios pone Su Espíritu dentro de nosotros, el Espíritu Santo nos capacita para obedecer la Palabra de Dios y para que podamos ponerla en práctica y seamos testigos de Él por dondequiera que vayamos.
Cuando uno recibe el Espíritu Santo recibe la capacidad dada por Dios para andar según Sus estatutos y obedecerlo. Por eso, la persona que realmente es bautizada con el Espíritu Santo, vive en la verdad, dice “sí sí, no no”, no anda con vueltas, no explica sus errores, los asume, es segura, es firme. ¡Dese cuenta de la importancia de recibir el Espíritu Santo!
“Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros Me seréis por pueblo, y Yo Seré a vosotros por Dios” (Ezequiel 36:28)
Siempre le decimos que, cuando usted recibe el Espíritu Santo, Dios pone Su sello y dice: “este es Mío y nadie puede tocarlo, ¡es Mi hijo, es Mi hija! El Espíritu Santo es el Sello de que nosotros somos Su Pueblo y Él es nuestro Dios. Por eso Él dijo: “pondré dentro de vosotros Mi Espíritu”.
Quizás usted diga: “Yo ya tengo el Espíritu Santo”, soy auxiliar, soy obrero… pero siempre debe estar buscándolo para que Él no Se apague, recuerde que La Biblia dice: “No apaguéis al Espíritu” (1 Tesalonicenses 5:19). Si usted no vigila, si no Lo busca constantemente, puede apagarse. Entonces, si no Lo tiene, va a buscar para recibirlo y, si Lo tiene, va a cuidar para que no Se apague. Va a estar cuidando lo que escucha, lo que ve, buscando las cosas de Dios.
Cuide sus ojos, sus oídos, sus pensamientos, con quién se junta, porque a veces escuchamos a personas que están caídas en la fe. Recuerde el dicho: “Dime con quién andas…”. La Biblia dice en Proverbios 13:20: “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios, será quebrantado”. Hay quien cayó y quiere llevarse a otros consigo. Es mejor estar involucrado con las cosas de Dios, Él no nos da Su Espíritu para que les demos oídos a los caídos, sino para que andemos en Sus estatutos y guardemos Sus preceptos y los pongamos por obra.
Si usted está volviendo, asuma sus errores sin echarle la culpa a nadie, como hizo David, y Dios lo perdonará como lo hizo con él, y va a tener la Salvación y a recibir el Espíritu Santo del Conocimiento. Si usted dice: “Me arrepiento de mis errores, ya no quiero ser quien soy, ni parecer ser quien no soy en realidad, quiero ser transparente…”, Dios le perdona y le da el Espíritu Santo y la Salvación. Esta será la Santa Cena del Conocimiento en la que usted Le dirá: “Así como Tú sacrificaste por mí, yo estoy dispuesto a sacrificar por Ti”.
Piense en eso.
Dios le bendiga.