Antes incluso de que el primer rayo de sol apareciera en el cielo, una caravana con aproximadamente 280 africanos desembarcó en el barrio de Brás, en São Paulo, para una mañana especial. Las luces del Templo de Salomón iluminaban toda la Explanada, cuando los visitantes provenientes de Angola y Mozambique llegaron para la reunión con el obispo Macedo, realizada puntualmente a las 6 h de la mañana de este domingo 22 de marzo.
Después de cruzar el Océano Atlántico en un viaje de aproximadamente 8 horas, los africanos buscaron una dirección de inteligencia y fe en las palabras del obispo Macedo, y tuvieron la oportunidad de ver, personalmente, la grandiosa construcción.
El empresario angoleño Nuno Graciano, de 33 años, conoció el Templo cuando aún se estaba construyendo. “Tenía muchos bloques y piedras. La estructura aún estaba incompleta”, contó. Ahora, por segunda vez en Brasil, pudo contemplar la obra concluida. “Me pareció todo muy maravilloso. Extraordinario. Superó mis expectativas. Para nosotros, que lo acompañamos desde lejos, este es un momento único. Hoy estoy sintiendo eso personalmente, viendo con mis propios ojos esta grandiosidad.”
Para él, las palabras del obispo Macedo hicieron que el viaje valiera la pena. “Nosotros atravesamos el océano para estar aquí en la certeza de la presencia del Espíritu Santo. Salimos de la reunión con una bendición, con una palabra de cura y de milagro. Salí como una nueva persona.”
El obispo explicó que el pensamiento es la fuente de vida, pero también puede ser la fuente de la muerte. Para que sea la vida, debe ser racional e inteligente. “Es necesario pensar en grande, pensar fuerte y positivamente. Su Pensamiento es soberano. Dios no es un emperador, no es un tirano. Él es soberano y, aun así, nos da el derecho de elección.” Él habló también sobre la importancia de tomar decisiones correctas y advirtió sobre las consecuencias de nuestras acciones. “Su cuerpo es más importante que este Templo. Porque nuestro cuerpo tiene que ser el cuerpo del Espíritu Santo. Si somos indisciplinados, cosecharemos los frutos de esa indisciplina”, completó.
Renovación
La pareja de angoleños Carlos y Kátia Londa visitó el Templo por primera vez y prometieron volver. “Me pareció todo muy extraordinario. El viaje fue una inversión para nuestra fe. La reunión fue fantástica y me trajo un mensaje de renovación, transformación y cambio de comportamiento”, dijo Carlos. Para Kátia, la visita valió la pena y fue esencial para su vida. “Salimos de aquí con una fuerza, una garra para luchar.” Carlos completa: “Voy a aconsejarles a otras personas a que conozcan el Templo, porque estar aquí es una renovación de fe. Estoy sorprendido por haber encontrado un lugar tan grandioso.”
Pedro Paulo, de 33 años, estuvo presente en la inauguración del Templo de Salomón y, ahora, regresa a Brasil para una visita más. La reunión, según él, fue muy clara e interesante. “El obispo Macedo habló sobre la mente, sobre los pensamientos, de una manera muy clara y detallada. Fue muy fácil entender lo que él estaba diciendo”, contó.
Los angoleños Nelson y Anabela Jimbi visitaron Brasil por primera vez. “El Templo es una inspiración de Dios en la Tierra. Salgo de aquí espiritualmente mucho más fortalecido, seguro de que todos nuestros deseos y aspiraciones se van a realizar. Estar aquí es un sueño que se vuelve realidad. Es una obra magnífica para el Dios vivo de la Universal”, contó Nelson.
Al final de la reunión, los visitantes realizaron una visita guiada, donde pudieron volver en el tiempo y conocer una réplica en tamaño real del Tabernáculo, la gran tienda de los hebreos en el desierto. También visitaron el Cenáculo, un museo que rescata la historia de forma tecnológica e interactiva, y recibieron explicaciones sobre los detalles de los templos originales de Jerusalén y del propio Templo de Salomón en São Paulo.
Para el mozambiqueño Venâncio Cossa, de 33, la experiencia fue única. “Diferente de todo lo que ya me había imaginado. Algo que nunca había visto en mi vida. Mucho más grandioso y más interesante de lo que yo pensaba”, contó él, en su primera visita a Brasil. A su lado, su esposa Tânia Cossa, de 27 años, contó que vio algo que estaba mucho más allá que su imaginación. “No esperaba ver algo tan bueno. Algo que me trajo una visión diferente de las cosas. No tengo palabras para describirlo”, dijo.
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