Las cartas a las siete iglesias componen la segunda parte del Apocalipsis. Las mismas se relacionan a los hechos que son, es decir, a la condición espiritual de la Iglesia.
No existe ninguna indicación de que hayan sido dirigidas exclusivamente a aquellas siete iglesias de Asia, sino que todos sus mensajes fueron dirigidos para toda la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo. Tanto para la Iglesia actual, como para la Iglesia de épocas diferentes.
Hay quien cree que estas cartas son proféticas, en el sentido de que cada una se dirige a la Iglesia de una determinada época, en la historia eclesiástica.
De esta manera:
– La Iglesia de Éfeso sería la del final de la Era Apostólica.
– La de Esmirna sería la Iglesia de la época de las persecuciones, hasta el año 316.
– La de Pérgamo sería la de la época bajo la protección imperial: desde el año 316 al 500.
– Tiatira sería la Iglesia de la denominada Era Negra: del 500 al 1500.
– La Iglesia de Sardis sería la del tiempo de las reformas: del 1500 al 1700.
– La de Filadelfia sería la de la Era de las Misiones Modernas: del 1700 al 1900.
– Laodicea, por fin, la de la Era de la Iglesia Apóstata: desde el 1900 hasta el regreso del Señor Jesús.
No se puede negar que así como en el sueño que tuvo el rey Nabucodonosor, cuando vio una estatua de las naciones, en la cual la reducción de la calidad externa de las potencias mundiales fue representada por metales como el oro, plata, bronce, hierro y también barro, la condición espiritual de la Iglesia ha disminuido a lo largo de los siglos.
Y debido a innumerables factores, la Iglesia de los últimos tiempos es muy similar a la iglesia de Laodicea.
Sin embargo, las siete cartas revelan los aspectos positivos y negativos presentes en la Iglesia ¡en todas las épocas!
El mensaje de las siete cartas contiene instrucciones, advertencias y edificación. En ellas. El Señor Jesús revela Su voluntad, así como Su condenación a los pecados existentes.
Él da instrucciones con respecto a lo que debe ser hecho de inmediato; advierte sobre el peligro de la desobediencia a Su Palabra y el de acomodarse espiritualmente; edifica en el sentido de que a través de la vigilancia y la fidelidad a Él habrá recompensa eterna.
Además, en las cartas, el Señor Jesús muestra el carácter en que la persona, o la iglesia, pueden juzgarse a sí mismas y evaluar su condición espiritual delante de Dios. Como hemos dicho, estas cartas son un espejo que retrata la situación espiritual de cada cristiano y de cada iglesia cristiana.
Si usted se preocupa por su alma, participe este miércoles, de una reunión en la Universal. Acérquese a las 8, 10, 16 y 20 h a Avenida Corrientes 4070, Almagro.
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