El pasado sábado 10 por la noche, un grupo de chicos de entre 14 y 17 años concurrió a un quincho en un complejo de canchas de fútbol y el festejo casi termina en tragedia. Un adolescente de 15 años quedó grave después de mezclar drogas con alcohol. Fue internado y a las pocas horas sufrió un paro cardíaco. Los médicos lograron estabilizarlo, comenzó a recuperarse y más tarde le retiraron el respirador artificial, informa el diario Clarín.
La fiesta privada se realizó en el club Gentile de Maipú, a 20 kilómetros de la capital mendocina. El chico estaba bailando junto a un grupo de amigos cuando cayó desmayado, según relataron los testigos. A las 3.30, un llamado al 911 solicitó auxilio. Sus amigos le avisaron a la familia y el padre llegó casi al mismo tiempo que el servicio de emergencia. Un médico comenzó a reanimarlo y, por su estado de máxima gravedad, decidió trasladarlo al hospital.
Tres horas más tarde, en el hospital El Carmen, el adolescente sufrió un paro cardíaco que complicó más su estado de salud. “Cuando se lo llevaron, estaba inconsciente. El padre le hablaba y no reaccionaba. Acá vinieron a pedir agua para darle antes de que viniera la ambulancia, pero no pudieron despertarlo”, contó un testigo al diario Uno de Mendoza. En la guardia le diagnosticaron intoxicación por sustancias tóxicas e insuficiencia respiratoria.
“Mi mamá sufría al verme en los vicios”
Daniel González no le encontraba sentido a la vida, sentía un vacío en su corazón y para llenar su vida, para sentirse contento, buscó el camino de las drogas. Su familia sufría mucho al verlo devastado por la marihuana y las pastillas, el peor momento fue cuando su pequeña hija lo vio en ese estado. En ese momento se dio cuenta de que necesitaba salir de esa situación.
“Los amigos, las drogas, el alcohol y la noche eran todo para mí. Sin embargo, ese vacío seguía estando, no sabía que hacer, qué decisión tomar hasta que me dieron una invitación para ir a la Universal y salir de los vicios. Cuando participé de las reuniones en la iglesia, el primer día me noté diferente, me llamó la atención que hubo un cambio en mí. Seguí perseverando y todo fue transformándose, mi corazón se fue llenando de la presencia de Jesús y tuve fuerzas para vencer”, cuenta.
No fue sencillo, pero estaba decidido a salir de ese mundo. Muchos no le creían, se burlaban, pero él no le dio oído a esas palabras. A medida que buscaba la fuerza de Dios para dejar los vicios, fue venciendo las adicciones hasta abandonarlas por completo. Hoy Daniel es feliz, tiene una nueva vida, una vida libre de las adicciones.
Él concurre a la Universal de Morón en Av. Rivadavia 17.551.
Sea libre de los vicios, domingos a las 15, en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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