Celebración de los Casamientos 2024 en el Templo de los Milagros.
Mirad a Abraham, vuestro padre, y a Sara, que os dio a luz; cuando él era uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué. Isaías 51:2
Debemos seguir el ejemplo de Abraham porque él fue bendecido en todo.
Él se casó con Sara cuando aún era estéril y la podría haber cambiado, pero su carácter, fidelidad, le impedía hacerlo. Aunque pasaron décadas, él siguió siendo fiel.
Dios llama, invita, pero no obliga. Muchos son llamados pero pocos escogidos porque no todos quieren admirar y seguir ese ejemplo de fe.
El hombre debe aprender con Abraham cómo empeñar su palabra hacia su esposa.
Dios admiraba a Abraham antes de que él Lo conozca porque era alguien de palabra.
El día en el que se contrae matrimonio, se hace un Voto en el Altar. No importan ni la decoración ni los invitados sino ese Compromiso asumido.
Sara también honraba a su esposo porque vio en él un carácter fiel aun sin conocer a Dios.
Así obedeció Sara a Abraham, llamándolo señor, y vosotras habéis llegado a ser hijas de ella, si hacéis el bien y no estáis amedrentadas por ningún temor. Y vosotros, maridos, igualmente, convivid de manera comprensiva con vuestras mujeres, como con un vaso más frágil, puesto que es mujer, dándole honor como a coheredera de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no sean estorbadas. 1 Pedro 3:6-7
Convivir es participar de la rutina del otro: llorar, bailar, dormir juntos, estar en la prosperidad y en dificultad, con familiares o sin familiares…
En estos momentos que el amor se pone mejor y se hace más fuerte, cuando vemos las imperfecciones del otro y tenemos paciencia, creemos, apoyamos y vamos hacia adelante.
Sara sacrificó sus deseos, ella sentía el dolor de ver a su esposo sin un linaje de él.
En el Matrimonio, quien ama no puede quedar indiferente a la situación del otro. Las diferencias nos unen más porque uno quiere servir a su pareja.
Dios nos dice para mirar al ejemplo de Abraham porque la mayoría de las personas miran ejemplos en una sociedad mal referenciada.
Cuando Abraham obedeció, Dios lo bendijo en todo. La decisión de hacer lo mismo es totalmente tuya.