Supuestos restos mortales estarían en una isla de Bulgaria y el carbono 14 comprueba que son del siglo 1
“En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús, y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta. Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen, y ordenó decapitar a Juan en la cárcel. Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre. Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.”
Mateo 14:1-12
Como fue narrado en el extracto del Nuevo Testamento, Juan el Bautista, primo de Jesús, quien lo bautizó, murió por conspiración de Antipas, esposa de Herodes, quien influyó a su hija a, literalmente, pedir la cabeza de Juan.
A hijastra de Herodes, no tiene su nombre citado en la Biblia. Sin embargo, el historiador de origen judío Flávio Josefo la registró históricamente como Salomé, según la genealogía investigada por él. La tradición le atribuyó, a la eximia practicante de la famosa danza de los siete vientres, la imagen de mujer fatal, seductora, lasciva y peligrosa, reforzada por la pieza teatral “Salomé”, de Oscar Wilde, adaptada para la notoria ópera de Richard Strauss y diversos films.
Después del incidente, seguidores de Juan, como lo muestra el extracto bíblico anterior, sepultaron su cuerpo y le dieron la triste noticia a Jesús.
El túmulo
Arqueólogos de Bulgaria dicen haber encontrado la tumba de Juan el Bautista, un antiguo sarcófago de mármol, ubicado en un monasterio en la isla de Sveti Ivan (traducido “San Juan”,) que data del siglo 5.
Los restos mortales consisten en pedazos de huesos – de cráneo, de la mano derecha, de un cúbito (perteneciente al antebrazo), de una costilla – y un diente. Los fragmentos fueron sometidos a pruebas de datación en carbono 14 en la Universidad de Oxford, Inglaterra.
El equipo de científicos ingleses confirmó, en nota oficial, que los huesos son realmente del siglo 1. El resultado los dejó sorprendidos, ya que inicialmente pensaron que el material podría ser del siglo 3 o 4. De hecho, la desconfianza surge, puesto que no son raros los fraudes en que reliquias son asignadas a personajes bíblicos en todo el planeta. Muchas iglesias de diversas religiones dicen tener huesos de Juan el Bautista – son varias las cabezas atribuidas a él, algunas incluso son exhibidas al público.
El ADN de los huesos fue analizado en los laboratorios de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca. Allí se determinó que todos los fragmentos son del mismo individuo, un hombre de Oriente Medio.
Aunque los científicos ingleses y dinamarqueses no puedan probar que las partes del esqueleto encontrados sean efectivamente de Juan el Batista, tampoco refuta la teoría de los arqueólogos búlgaros – quienes también encontraron una pequeña caja de roca volcánica al lado del sarcófago, conteniendo inscripciones en griego antiguo refriéndose al primo de Jesús. El texto también menciona un pedido de ayuda a Dios para el “siervo Tomás”, que, según las teorías de los estudiosos, sería el encargado de llevar los restos para Sveti Ivan. Un análisis en la caja reveló que puede ser originaria de Capadocia, área de la actual Turquía.
Según otros documentos históricos, los huesos pudieron haber sido llevados para el monasterio, en el siglo 5, cuando fue construido.
Visión cristiana
Como fue dicho, hay varios supuestos restos mortales de Juan el Bautista esparcidos por el mundo. Algunas religiones tienden a idolatrar ese tipo de objeto. No obstante, la búsqueda y, tal vez, el verdadero descubrimiento de los arqueólogos pueda ser considerado históricamente importante, lo verdaderamente relevante es el legado de Juan (ilustración), un hombre de un estilo modesto que se vestía con pieles de animales, comía lo que cosechaba de la naturaleza, predicaba los mandamientos de Dios, anticipó la llegada del Mesías y lo bautizó en las aguas del Jordán, así como lo hizo con millares. Sus actos nos edifican más que las evidencias físicas, aunque éstas puedan contribuir para saber más sobre los tiempos bíblicos.
De todas maneras, es muy bueno ver grandes nombres de la ciencia de nuestro tiempo dedicando sus recursos a lo que se relata en la Palabra Sagrada.