Recientemente, el ministro de antigüedades de Egipto, el arqueólogo Mohammed Ibrahim, dijo que no permitiría un análisis científico de la momia del faraón Ramsés II (ilustración) para averiguar si él es el rey citado en el libro de Éxodo, en la época de las plagas y de la salida del pueblo hebreo de la esclavitud (como muchos creen). Según él, no hay ninguna evidencia científica que justifique la sospecha, y el ministerio no quiere alimentar aun más el rumor.
Según los estudiosos, la Biblia no cita el nombre del faraón del Éxodo y los eventos bíblicos relatados no están de acuerdo con lo que se sabe sobre el reinado de Ramsés II, que fue un período de construcción, paz y prosperidad, libre de los conflictos internos y tragedias de proporciones nacionales como lo narra en la Palabra.
Además de eso, el rey al cual el libro alude, al igual que El Corán, habría gobernado sobre el final de la 19ª Dinastía, mientras que Ramsés II ocupó el trono muy cerca del inicio- fue el tercer gobernador de la dinastía mencionada, de un total de ocho. Además Merneptah, el monarca de la época de las plagas (imagen) y de la abertura de las aguas del Mar Rojo, tampoco sería su sucesor, por el mismo motivo cronológico.
Burocracia, hongos y honras militares
Ramsés II gobernó aproximadamente entre 1279 y 1213 antes de Cristo (a.C.). Murió con más de 90 años de edad. Fue el faraón que dejó el mayor legado en términos de monumentos y obras en el Egipto. Su momia (foto) fue descubierta en 1881, llevada para el Museo Egipcio del Cairo 4 años después, donde permanece hasta hoy.
En 1976, el cuerpo momificado fue llevado a Paris. En la capital francesa, se reunió un equipo de 110 científicos de varios países para descubrir el motivo por el cual el cuerpo del rey egipcio estaba degradándose después de milenios. Los exámenes mostraron que había humedad en el interior de la momia, lo que posibilitó la acción de un hongo, el Daedela biennis, destruido con radiación gama proveniente del cobalto 60, un proceso bastante utilizado en la desinfección de artefactos y documentos antiguos.
Las burocracias egipcia y francesa no ahorraron ni siquiera tratándose de una momia . Se le dio un pasaporte especial para ese fin, constando “ocupación: rey fallecido”. Cuando el cuerpo llegó al aeropuerto de Le Bourget, fue recibido con honras militares, como normalmente se hace para jefes militares.