Muchos conocen a Isaac Newton (1642-1727) como a una de las mayores mentes de la historia de la humanidad. Lo que la mayoría no se sabe es que el autor de la Ley de Gravedad Universal, en varias oportunidades, partió de sus ávidas lecturas de la Biblia para realizar sus grandes experiencias, cálculos y descubrimientos.
Hay algo aun más curioso en relación a esto: Newton realizó un minucioso estudio sobre el Templo de Salomón, lo cual generó un capítulo entero de su libro “The Chronology of Ancient Kingdoms” (en traducción libre, “La Cronología de los Reinos de la Antigüedad”), publicado en Londres en 1728. El científico fue sorprendido por las dimensiones y dibujo de la estructura cuya construcción fue realizada por el sucesor e hijo de David, orientado por Dios.
La primera fuente de información que usó Newton fue la descripción de la estructura en 1 Reyes, que él mismo tradujo de la Biblia hebrea. Además, tomó todo tipo de información antigua y contemporánea respecto del templo de Jerusalén. El físico, filósofo, matemático, astrónomo y teólogo tenía razones para creer que las proporciones de varios de los antiguos templos tenían, en si, algo de sagrado. Para él, había un propósito divino en aquellos números – una creencia de muchos estudiosos de la época.
Newton también estudió a fondo la arquitectura de origen helenista y romana – en especial, en relación a esa última, los trabajos del arquitecto e ingeniero Vitruvius (en la ilustración se lo ve presentándole sus trabajos al emperador Augusto), quien vivió en el siglo 1 antes de Cristo (a.C.). Hay influencias de dichos estilos de arquitectura en las construcciones de Jerusalén, a raíz de los diferentes imperios por los que pasó la ciudad.
Otra fuente para estudios sobre el Templo de Salomón fue la influyente obra del español Juan Bautista Villalpando (1562-1608), arquitecto y matemático español, quien también había publicado, algunas décadas antes, profundos estudios sobre la misma construcción.
Línea de tiempo
Estudioso persistente de las Escrituras, Newton comenzó sus estudios analizando la geometría del Templo de Salomón. Las formas geométricas están en las más variadas formas naturales del universo, cuyos números siguen cierta lógica. Por ese motivo, el científico analizó las formas rectangulares, cónicas, espirales e incluso las proyecciones tridimensionales, suponiendo que el uso de éstas no era una simple casualidad. Para él, las medidas presentadas en la Biblia consistían en problemas matemáticos – una de sus especialidades – que resultaban en proporciones exactas entre el hombre y la propia Tierra.
El padre de la Gravedad Universal pensaba, con gran convicción, que Salomón delineó el templo siguiendo la ayuda de sus especialistas junto a su notoria sabiduría y la orientación del propio Dios. Tal diseño era, para él, mucho más que un simple dibujo. En éste veía la representación de la línea de tiempo de la historia de los hebreos – lo que justificaba que el asunto ocupe un capítulo exclusivo en “La Cronología de los Reinos de la Antigüedad” (de donde fue extraído el esquema del templo israelí, de su autoría, vista en la foto anexa).
Isaac Newton creía que podía comprender mucho más el universo creado por Dios aprendiendo sobre los números presentes en la obra del Templo en Jerusalén.
Manía
En la época de Newton, el interés especial por el Templo de Salomón no era sólo de él. Era como una moda, una manía por toda Europa, mucho debido al éxito de los escritos de Villalpando. En aquellos tiempos, eran muy comunes las exhibiciones con pinturas y maquetas en escala, no sólo del templo en cuestión sino de toda la antigua Jerusalén -; de la misma forma que hoy existe en esa misma ciudad, a cielo abierto, y en el Centro Cultural Jerusalén, de Río de Janeiro (foto) –, como también la construida por el portugués Judah Leon Templo (1603-1675), famoso estudioso de la Torá, abierta al público en 1628.
En 1692, Gerhard Schott, director de la Ópera de Hamburgo de Alemania, encomendó una gran maqueta con cuantiosos detalles, realizada en madera y tejido, para usar en un espectáculo de Christian Heinrich Postel, en cuya historia estaba el pasaje de la destrucción de Jerusalén hecha por los persas. Después de la muerte de Schott, sus herederos vendieron el modelo que fue expuesto en Londres y atrajo mucho público en 1729 y en 1730. Después, fue adquirida por otros, hasta volver a su ciudad de origen y ser montada en el Museo de Hamburgo de Alemania, donde está expuesta hasta hoy. El esquema de Villalpando fue usado como referencia.
En San Pablo, tendremos algo más que una maqueta: se está construyendo el Templo de Salomón con las medidas de la Biblia (foto), construido por la Iglesia Universal del Reino de Dios, lo cual ya está reavivando el interés de muchas personas de Dios, en todo el mundo, además de las muchas otras que despertarán frente a esta realidad.
Volviendo a Newton, mientras muchos científicos de la actualidad ponen mala cara delante de la Biblia, uno de los mayores científicos de todos los tiempos ( a quien los científicos modernos usan como referencia sin pestañear) basó gran parte de su obra en sus textos sagrados.