Una técnica para el aprovechamiento del agua en el desierto, usada en los tiempos bíblicos está siendo recreada por los científicos de una universidad israelita.
El agua es un tema serio en el desierto, a causa de la obvia escasez. Captarla en las raras épocas de lluvias y conservarla para los períodos de falta, así como provocar su permanencia en el suelo y garantizar la fertilidad, siempre fueron grandes desafíos. El investigador Pedro Berliner (foto), director de los Institutos Jacob Blaustein para Investigaciones en el Desierto, división de la Universidad Ben Gurion del Negueb, supo de un método usado por los antiguos nabateos, ancestros de los árabes que habitaban Israel, Jordania (donde construirían la bella Petra, con su famoso sistema de obtención y stock de agua), Arabia Saudita y Siria. De una manera simple y eficaz, hacían que el agua de las lluvias permaneciese más tiempo en la tierra, garantizando la permanencia de árboles y otros vegetales para consumo humano y animal.
Sostenible y simple, el metodo puede ser usado en otros países amenazados por la desertización para varios fines, como forraje para animales y producción de leña. “Una comunidad entera puede ser mantenida por el escurrimiento de la lluvia de invierno”, explica Berliner, que conduce la investigación con agricultores de Quenia, Turkmenistán, Uzbekistán, India y Mexico. Él cree que el método primitivo puede ser usado por cualquier labrador.
Es una alternativa sostenible que la desalinización del agua del mar, por ejemplo y de más fácil aplicación – tanto que era ejecutado con eficacia por los nabateos a 2 mil años. “Ellos desarrollaron este sistema y fueron copiados en occidente a lo largo del Imperio Bizantino. Gran parte del norte de África fue cultivada con esta técnica, visto hasta hoy, por ejemplo, en Túnez” dijo Berliner.
El sistema consiste en plantar surcos con diferentes culturas entre las filas, lo que evita la evapoación rápida de las aguas fluviales. El método de agrosilvicultura actualizado comprende líneas de árboles mayores intercaladas con líneas de culturas de plantas menores, que previene la evaporación del agua del suelo. Plantas leguminosas entre estas culturas proporcionan hojas para compostaje, que cubren el suelo, fertilizándolo. “Es una buena opción para países en desarrollo combatir áreas de sequia. Con ella, no es necesario cavar canales para conducir el agua”, considera el científico de la universidad israelita, que mantiene un modelo de cultivo en Wadi Mashash , en pleno suelo desértico.
Actualmente, en Israel, el sistema es usado por beduinos en la plantación del olivar.
La Universidad Ben Gurion realizará en noviembre, como complemento de la reciente Rio+20 en su división “Tierras Secas y Desiertos”, la conferencia internacional “DDD–Drylands, Deserts & Desertificación” (“Tierras Secas, Desiertos y Desertificación”), ocasión en que reunirá especialistas de todo el planeta para tratar sobre el asunto con más profundidad.
“Bendito el hombre que confía en el Señor, cuya confianza está puesta en el Señor.
Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces. No temerá cuando llegue el calor, sino que su hoja estará verde. En el año de sequía no se inquietará ni dejará de dar fruto.”
Jeremias 17:7-8