Primero, usted queda impactada. Su mente vaga por todos los lugares, nada tiene sentido y la confusión se apodera de usted. Entonces, se pone triste. Una tristeza profunda hiere su corazón, desgarrándolo lenta y dolorosamente. Entonces surge la ira como un jefe mandón, sugiriendo un retorno de todos los tipos de comportamientos emocionales. Usted está enojada. Quiere hacer justicia con sus propias manos, hacerle lo mismo, derrumbar la casa. Y entonces, como si eso no bastara, un pensamiento de acusación sale a la luz para llenarla de culpa y desesperación.
Perdí la cuenta de cuántas veces me sentí así. Es una sensación horrible y no importa cuántos amigos tenga y el apoyo que reciba de parte de ellos, nada es suficiente, hasta que finalmente le entregue todo a Dios. El problema es que eso nunca es hecho es el momento indicado. Es como si usted necesitara serle fiel a su naturaleza humana de tener que pasar por todas las emociones a lo largo del camino.
Estos 5 pasos pueden ayudarle:
1. Reconozca que no fue usted quien causó la decepción. Por lo tanto, si hay alguien que debería estar llorando y sufriendo, es la otra parte;
2. Mire el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Si no fuera por la decepción, usted no sabría con quién estaba lidiando, y una decepción aún mayor ciertamente vendría después. Usted está siendo salvada de lo peor;
3. Déjelo. Mantener todos los recuerdos que la llevaron a la decepción solo volverá las cosas aún más difíciles. Deje de investigar lo que sucedió, usted está muy lastimada para hacer eso;
4. No es culpa suya seguir hacia adelante. No, usted no tiene que sentirse triste o mostrarles a los demás que aún está así. Todavía puede levantarse y concentrarse en el futuro;
5. Confíe en Dios. Él nunca la decepcionará. Siendo así, aférrese a Él y crea que la cuidará de ahora en adelante.
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