Ver el desarrollo del trabajo de evangelización en la tribu de los Masais, localizada en Milla 46, Kajiado – Kenia, nos alienta a avanzar hacia otras comunidades con la certeza de que muchas más almas serán ganadas.
Nuestro equipo en Nairobi inició los primeros contactos en 2013, y fue un trabajo arduo de un año, para que en 2014 pudiésemos realizar la primera reunión en esa comunidad.
Al principio, fuimos recibidos con hostilidad y desconfianza, ya que la imagen de los guerreros Masais es muy explotada, por mantener su cultura y tradición intactas, pero ellos no ganan ningún beneficio de esa comercialización. Las primeras fotos tomadas casi nos cuestan la cámara, que casi fue arrojada al piso a causa de la indignación de ellos.
Poco a poco fuimos conquistando a los ancianos a través del cumplimiento de nuestra palabra de ayudarlos. Esa región sufre muchísimo por la falta de agua, y la cría de animales, única riqueza que poseen, es severamente castigada. Viven en la escasez de alimentos.
Constantemente los ayudamos con donaciones de alimentos no perecederos y promovemos tratamientos médicos en la región con el apoyo de una unidad móvil, autorizados por la esposa del presidente de Kenia, mediante nuestro pedido.
En 2015, conseguimos comprar un pedazo de tierra para construir allí nuestra Iglesia Universal, y en 2016 beneficiamos a la comunidad con un pozo artesiano, del cual son extraídos gratuitamente litros de agua potable para la comunidad. Una de las autoridades locales, Wanjiku Wambui, oficial del distrito, nos confesó que, incluso con la sequía, el lugar se ha desarrollado muchísimo después de que la Iglesia comenzó con el trabajo allí, dos años atrás.
Y nuestra iglesia ha crecido a grandes pasos, contando hoy con 200 miembros que vienen de varias áreas de la región, muchas veces caminando durante dos horas para participar de la reunión del domingo. Cuando el pastor llega, las sillas ya están ordenadas y los niños de la EBI todos acomodados. Tenemos testimonio de cura, liberación de vicios, liberación espiritual, pues los Masais son muy místicos. Sin embargo, ellos conocieron al Señor Jesús y recibieron la Palabra de la Salvación.
En nuestra última visita, fuimos nosotros los bendecidos por haber conocido a los cuatro primeros evangelistas de la tribu Masai. Uno de ellos, Abraham, es un guerrero Masai y ha sido el traductor voluntario de las reuniones. Él recibió el Espíritu Santo y relató que experimentó la transformación que le ocurre a aquel que contempla a Dios cara a cara.
Son muchos los desafíos y las barreras culturales, pues los Masais tienen costumbres peculiares y problemas sociales enormes, pero nada ha sido un obstáculo para que ellos conozcan a nuestro Dios.
A fin de cuentas, ¡nuestra Iglesia es Universal!