En todos los niveles de la iglesia siempre hay quien pregunte:
“¿Por qué algunas personas se desarrollan y otras no? ¿Por qué hay personas tan antiguas que no se destacan espiritualmente, mientras que algunos otros tan nuevos están haciendo la diferencia?”
La respuesta es muy simple: la vida y el corazón en el oro o en el Altar.
Las dos historias que siguen muestran bien eso:
Primero: ¡creyente antiguo y testarudo con el corazón en el oro!
“Un hombre principal Le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué Me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre. El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.” Lucas 18:18-23
Segundo: nuevo, ¡y en su primer día en la Fe, renunció al oro por el ALTAR!
“Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose Yo en tu casa. Entonces él descendió aprisa, y Le recibió gozoso. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.” Lucas 19:1-9
La diferencia está en la rapidez, demora o rechazo que las personas manifiestan para renunciar al oro por el Altar, ¡y eso sirve para todos nosotros, obispos, pastores, esposas, obreros y miembros!
¿Cómo termina la historia del joven rico? Aunque se lo imagine, nadie lo sabe, pues no se habla más de él.
¿Y cómo termina la historia de Zaqueo? Conquistando el mayor beneficio del Altar, la Salvación.
El joven rico, pero, testarudo de iglesia, mostró tener el corazón en el oro, por eso, llego “al final de la Carrera”.
Y Zaqueo, tan nuevito en la fe, por renunciar al oro por el Altar, “comenzó su Carrera Eterna”.
¡DIOS LOS BENDIGA ABUNDANTEMENTE!