Un llamado inesperado en medio del día, miradas que se cruzan a propósito, una sonrisa sincera de una persona más tímida, pasar las manos por los brazos, entrelazar los dedos y tocarse el cabello frecuentemente son gestos, muchas veces inconscientes, que hacen evidente el interés por alguien. Pero, ¿cuál es la mejor manera de demostrar que le gusta la otra persona?
“Acercarse es el primer paso que manifiesta el deseo de tener una relación con el otro. Por lo tanto, invertir en expresiones corporales y actitudes que puedan despertar aún más el interés del otro es importante, pero sin ser vulgar”, dice la psicóloga Livia Coelho Leme.
De acuerdo con la especialista, lo primordial de una llamada es prestar atención a lo que el otro dice e identificar todos los detalles de la conversación para argumentar más sobre determinado tema u opinar cualquier otro día, aleatoriamente, demostrando que se recuerdan los temas anteriores. “Durante la conversación, aproveche para elogiar, sea sobre el tipo de curso que la persona hace o la manera en que ella se dedica al trabajo. Póngalo en evidencia siempre en la conversación. Pero sea sutil”, sugiere Livia.
Ella explica incluso que, para socializar más con el futuro compañero de manera expresiva, es necesario mirar a los ojos. “Aproveche también para tocar sutilmente en los hombros, aunque sea sin querer, pero sea discreto y tenga buen humor. En todas las circunstancias muéstrese positivo y sea feliz.”
Otra forma de demostrar el interés por la otra persona es elogiar, ser cariñoso y honesto. “Un abrazo también puede decir mucho sobre la personalidad y la intención. Mantenga la postura derecha, para mostrar confianza y que está abierto a acercamientos”, finaliza Livia.
Gestos que acercan
“Siempre fui una chica muy recatada, pero aún así no me dejaba llevar por ese sentimiento repleto de timidez”, recuerda la estudiante de administración de empresas Joyce Lima, de 25 años. Según ella, luego de que comenzó las clases en la facultad, se interesó por un muchacho, pero solo empezó a acercarse verdaderamente después de notar que él era de una buena familia, estudioso y tenía los mismos objetivos que ella.
“No logré ser directa, entonces, noté que la mejor manera sería pedirle ayuda con lo que no entendía. Por eso, él siempre me ayudaba, nos hicimos muy amigos. Solo a partir del segundo cuatrimestre decidí mostrar con actitudes que yo era una persona para tener un compromiso”, recuerda.
Según Joyce, ella comenzó a arreglarse de manera diferente. “Él notó mis cambios, mis miradas y el modo de abrazar, la manera en que me preocupaba con él. Hasta que un día me llamó para conversar y habló sobre su interés en estar de novio conmigo. Ese día, comenzamos a salir. Actualmente, estamos de novios y preparando el casamiento”, finaliza.