“El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”
(Juan 7:38)
¿Cuántos años usted ha creído en Dios y su vida ha sido una vergüenza, una porquería? Usted cree en Dios desde pequeño, pero el Dios que le fue presentado fue un dios de sentimiento; una imagen de un Jesús caído; una imagen hecha para sensibilizar a las personas. Las personas sensibilizadas son débiles espiritualmente; la fe sensible no funciona. La fe pasiva no alcanza nada. La verdadera fe es el Espíritu de Dios.
Quien cree en el Señor Jesús con la verdadera fe, de su interior van a correr palabras de vida; palabras que van a salvar a las personas desesperadas; palabras que van a levantar a los caídos; palabras que van a darles vida a las personas que están muertas; palabras que van a traerles espíritu a las personas que no tienen espíritu. Es creer en el Señor Jesús como dice la Escritura – y no como dice el obispo, el pastor, el cardenal, el padre o la religión A o B, ¡no! Sino creer en Jesús como dice la Palabra de Dios.
Esta es la fe inteligente, una fe que tiene soporte; una fe que tiene fundamento en la Palabra de Dios. La fe no es sentimiento. La fe no es emoción. La fe es Espíritu. La fe es la certeza de que Dios hará lo que prometió. Es solamente por medio de esta fe viva que será posible cambiar lo que aún no cambió en su vida. Y los ríos de agua viva, que le fueron prometidos a aquel que cree, fluirán adentro de usted para traerle vida a sí mismo y a todos los que estuvieran en su camino.
Ejercite esta fe viva para conquistar esta promesa.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo